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Con la llegada de septiembre, también llegó el cumpleaños de los gemelos y también de Sophia, quien solo cumplía 3 días después.

Cumplían 18 años. La emoción que habían acumulado, estaba fuera de proporción. Los gemelos cumplieron el 1, mientras que Sophia el 4, y como ambas fechas estaban muy juntas, decidieron celebrar un solo cumpleaños para los tres.

Se dirigían a la casa de Georg, cuyos padres se habían vuelto a ir y habían dejado la casa a merced de los chicos.

- ¡Ya no tendré que engañar a ningún cajero más! -exclama Sophia, haciendo que los demás rían recordando la última vez que necesitaron cervezas.

- Ya no tendremos miedo cada vez que vamos al estanco en busca de tabaco -comenta también Tom.

- Hemos tenido suerte de que no nos hayan visto cara de niños -añade Bill.

- Con todo el maquillaje que usas, no me extraña -bromea Tom, quien se lleva un leve golpe por parte de su hermano.

Sophia los mira con una sonrisa, recordando los días anteriores cuando estuvo recorriendo la ciudad en busca del regalo perfecto.

¿Qué les podía regalar? Una pregunta estúpida, porque los conocía casi a la perfección pero todas las ideas parecían buenas, ¿cuál destacaba lo suficiente?

No tenía un presupuesto muy alto, por lo que muchas opciones fueron descartadas de tirón.

Sophia andaba por la vía principal, la Kurfürstendamm, en busca de algo que pudiera gritar "Tom" o "Bill"

Tras dos horas perdiendo el tiempo y bastante decepcionada, caminaba de vuelta a su casa lamentándose, no quería llegar al cumpleaños de los gemelos sin nada.

De repente, pasa junto a una tienda de ropa vintage, con muchas gorras en el escaparate, al igual que skates y demás elementos. Esta sonrió y no dudó en entrar.

Aquello era un paraíso, lo que le hizo extrañar que Tom jamás haya entrado, porque todo lo que le gustaba, se encontraba dentro.

Una pared dedicada solo a la exposición de gorras de todo tipo. Planas, curvadas, marca tras marca, increíble.

Vio una blanca, que tenía en el lateral, la marca de las gorras que Tom siempre suele llevar. Aquello parecía una broma o cámara oculta, ¿cómo estaba teniendo tanta suerte de repente?

Decidió comprarla, sin ver el precio. Probablemente, si lo miraba, tendría que dejarla atrás e intentar otra cosa, pero aquello era perfecto para Tom, y estaba decidida a comprarla.

Salió de la tienda, aún sin saber cuánto había costado. Suspiró pesadamente, aunque sabía que había salido caro, también sabía que al chico le encantaría y eso, pesaba ligeramente más.

Decidió seguir probando suerte, a ver si encontraba algo del gusto de Bill.

Para ello, tuvo que pasar bastante rato, debido que no era tan sencillo como coger una gorra, Bill era más profundo que eso.

Decidió entrar a una tienda de récords. Camisetas, discos, vinilos incluso. Sophia estaba impresionada.

¿Habían estado esas tiendas siempre ahí?

Dio varias vueltas a las pequeñas islas con discos, decidió que para Bill serían dos cosas, ya que el presupuesto de Tom había sido alto.

Vio un disco que le había llamado la atención, Britney Spears; "Baby one more time"

Bill es muy fan de Britney, siempre estaba hablando de Britney bendiciéndoles, como si fuera una diosa. Rió ante el recuerdo y decidió cogerlo, volviendo a dar vueltas en busca de la segunda y última cosa.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora