23

6.9K 385 56
                                    

- Solo me gusta tocar la guitarra, ¿por qué tengo que ir a clase? -se quejaba el de rastas- Y bueno, Sophia.

Los hermanos andaban por los pasillos de la institución, sintiendo miradas a cualquier lado que iban.

- Tom, ¿tú también lo ves, no? -preguntaba el pelinegro, sin mirar a su hermano, a lo que este asiente.

- ¡Última hora! -gritaba Gustav, sacándolos del trance- ¿Y esas caras?

- ¿Le pasa algo a la gente? -hablaba Tom con una mueca confusa- No paran de mirar.

- Hemos oído hablar de ti en una de las clases -explica Georg, mirando al de rastas- Al parecer, que tengas novia no les hace gracia a las chicas.

- Y así es como Tom le rompió el corazón a medio instituto -carcajeó Gustav.

- Oh y, unas chicas en clase de Español también hablaban de Bill -añadía Georg- Diciendo que había cambiado mucho en el verano.

Bill se sonroja, aunque más bien por vergüenza, no sabía como encajar a veces que la gente le hiciera cumplidos.

- ¡Wow, Bill! -exclama Tom, abrazando a su hermano por el hombro- ¡Tienes fans!

La verdad es que, a pesar de que a todo el mundo le podía sentar bien saber que había gente a la que le llamaba la atención, él ya tenía su ojo en alguien.

- Pero a Bill le gusta Dorothea -concluye Georg, mirándole con una sonrisa ladeada- No me importa, aunque si fuera Tom, sí que me importaría.

El mencionado rodó los ojos y echaron a reír todos, Bill aún sin desmentir que le gustaba Dorothea, porque era la verdad.

Pasada la última hora, donde coincidieron los cuatro chicos, salieron a toda velocidad hacia el parque, donde se verían con Sophia.

- ¡Tom, no corras tanto! -gritaba Bill, quien hacía todo lo posible por seguir el ritmo de su hermano.

La rubia acababa de llegar, apoyándose en uno de los árboles mientras sacaba del pequeño bolsillo de su mochila la pequeña caja de tabaco, cogiendo un cigarrillo.

En el momento en el que iba a encenderlo, una voz la saca del trance, haciendo que busque con la mirada al dueño.

Ahí estaba Tom, quien le sonreía cálidamente.

Ella le devuelve el gesto, yendo hacia él para después pegar un salto y enredar sus piernas en su cadera, abrazando su cuello y uniendo sus labios en un beso.

- Llevan solo 6 horas sin verse -habla Georg.

- Mucho es -suspira Bill, quien se acerca a ellos sonriente- Te hemos echado de menos, Soph.

- Yo más -añade Tom, aún sujetando a la rubia en sus brazos.

- Y yo a vosotros -respondía esta con una mueca de tristeza- La gente de mi instituto son una pesadilla. Se acercó a mi una chica, que no conocía de nada y empezó a preguntarme por Tom.

-este la mira confuso- ¿Por mi?

-asiente- Sí, y no le sentó bien que le dijera que salía contigo.

- A las chicas del nuestro, tampoco -añadía Gustav- Daba la impresión de que en cualquier momento lo iban a secuestrar.

- Supongo que es el precio que tengo que pagar por ser tan guapo -sonreía victorioso el de rastas, llevándose miradas confusas de los chicos, pero una sonrisa de Sophia.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora