6

4.7K 303 47
                                    

Se despierta, asustándose ligeramente al verse montada en aquel avión, a miles de metros de distancia del suelo.

"Good morning, passengers, we'll be landing on the city of New York within the next twenty minutes. We want to thank you for choosing our airline and hope you had a nice flight"

Sophia sonríe al escuchar las palabras del piloto, estaba a solo unos minutos de aterrizar y reencontrarse con Bill, quien sería el que la recogería del avión. Lo que no sabe, es cómo hará para pasar desapercibido y no llamar la atención, que hará que Tom descubra el plan que tan cuidadosamente había trazado.

Ella estaba tranquila, aún así. Con solo estar en Nueva York con los chicos, daba igual como resultase al final, estaba feliz y sabía que iría bien.

Empieza a recoger todas las cosas que había sacado de la pequeña mochila de mano para entretenerse durante el largo vuelo, con el corazón en el puño.

- ¿Everything good? -preguntó el hombre a su lado, en inglés, dado que se había quedado mirando a la chica mientras esta se mordía el labio inferior, causando un pequeño sangrado.

- Oh -esta sale del trance y se gira, mirando al señor- Yes, I' m just a bit nervous -respondió simplemente, recibiendo una sonrisa por parte de este.

- You seem like so, yes -carcajeó- Landings are more fun than take offs, you'll be fine -explicó el hombre.

Si ese hombre supiera que no le preocupa la altura o el hecho de aterrizar, sino que estaba a punto de reunirse con sus amigos a los que no veía desde hace cuatro años y que resultan ser el grupo más popular del momento, entendería por qué está nerviosa.

Esta se limita a sonreír y se reubica en su asiento, sintiendo como los nervios son más difíciles de manejar a menudo que pasan los minutos, ya que desde la pequeña ventana podía ver la gran ciudad.

Nunca había imaginado que una ciudad podía ser tan grande. Berlín lo es, y mucho, pero estaba acostumbrada a su tamaño y realmente nunca se había parado a pensar en ello, aunque viendo todos los rascacielos y todo lo que ocupaba la ciudad, no pudo evitar sentirse pequeña.

Pocos minutos después, estaban aterrizando, sintiendo como las pequeñas turbulencias hacían que su ya revuelto estómago, diera aún más vueltas.

- No la veo -se quejaba Bill, con Gustav al otro lado de la línea- ¿Y si se ha perdido?

- No es tonta, además, creo que viendo el disfraz que llevas, será fácil reconocerte -ríe Gustav, haciendo que Bill ruede los ojos.

Este llevaba una ridícula peluca rubia, gafas de sol algo únicas y un conjunto extraño, nada del estilo del pelinegro.

De pronto, la alta y esbelta figura de la rubia se distingue entre la gente. Bill abre sus ojos de la impresión y cuelga, sin avisar a Gustav, quien queda confuso al otro lado. Eleva sus brazos al viento y grita el nombre de Sophia, quien rápidamente mira en su dirección y esboza una sonrisa de oreja a oreja.

Ambos corren el uno hacia el otro, como en las películas. Rápido se envuelven en un abrazo y Sophia comienza a llorar, siendo ya costumbre para ella. Bill agarra su cintura con fuerza mientras la eleva en el aire y sonríe contra su cuello. Ninguno podía creerlo.

- ¡Estás increíble! -exclama Bill, quien no había visto a la rubia poco más de dos veces mediante fotos en esos cuatro años.

- ¡Tú lo estás! -exclama está de vuelta- Aunque no es tu mejor conjunto -carcajea, sintiendo sus mejillas arder por la euforia.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora