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Cogió sus llaves y salió por la puerta, soltando un bostezo debido al sueño que tenía, aquella noche no había dormido apenas.

Su cabeza seguía intentando procesar la llamada de Bill anoche, por su cumpleaños, y la intervención accidental de Tom. Aún podía sentir su aroma y la esencia de los cigarrillos cuando este acababa de fumar, aún sentía su toque, la forma en la que este siempre le ponía un mechón tras la oreja para poder ver mejor sus ojos marrones.

Cierra los ojos ante el flujo de recuerdos, sintiéndose ridícula ante el hecho de seguir pensando en él, después de cuatro largos e interminables años.

Llega a la parada del autobús y saca los auriculares de su mochila, poniéndoselos en las orejas y enchufándolos a su teléfono. Sabía que no debía, pero necesitaba escuchar esas palabras, así que "Don't Jump" empezó a sonar, con el volumen al máximo.

"Don't let memories go, of me and you"

Aprieta el puño y antes de que pudiera empezar a llorar, el autobús frena frente a ella y le hace levantarse, perdiéndose en la pequeña niebla junto al autobús.

El camino fue muy callado, dado que a pesar de llevar tiempo yendo a la universidad y reconocer algunas caras, no tenía amigos. No tenía la energía para fingir, ya que la gente, ya sabía quién era ella.

La ex novia de Tom Kaulitz.

Le repugnaba el legado que este le había dejado, además de haber abandonado la ciudad además de a ella, dejándola sola con todo un mundo que lejos de no juzgar sin conocer, hace justo lo contrario. Eran muchas las veces que se encontraba escuchando como un grupo de chicas hablaban del de rastas, criticando el hecho de que hubiera estado con Sophia García, siempre con todo despectivo, obviamente.

Una vez allí, sacó un café de la máquina, porque no le había dado tiempo a desayunar y se dirige a la primera clase del día. Algunas cabezas se giran a verla, otras simplemente optan por lanzar alguna mirada y volver a sus asuntos. Se sienta en uno de los asientos más cercanos a la pizarra y saca el teléfono, intentando ignorar el hecho de que algunos, seguían mirándola.

De repente, la voz de Tom, haciendo que se erice cada esquina de su piel. Se gira levemente en su asiento y clava su mirada en el grupo de chicas, que estaban viendo la entrevista más reciente de Tokio Hotel.

- Una de vuestras canciones más exitosas, Don't Jump, es también una de las que mas significado tiene, ¿en qué os habéis inspirado? -preguntaba la chica, dándole el micrófono a Tom.

Sophia siente su corazón latir contra su pecho, amenazando con salir. Este suspira y sonríe, ante la atenta mirada de su hermano. Bill sabía que la canción la había escrito para Sophia, pero no estaba seguro de su respuesta.

- Simplemente me sentí inspirado y vino a mi -explicó, dejando a Bill con una mueca y el ceño fruncido.

Sophia sintió como si le estuvieran torturando contra su voluntad, sin poder hacer nada para evitarlo.

- ¿Qué te hace estar inspirado? -continuó preguntando la entrevistadora, dándole el micrófono de nuevo.

- Creo que, estar solo y con un cigarro en la mano -carcajea, llevándose una mirada venenosa de parte de Bill. Otra mentira.

Sophia no podía seguir escuchando sus mentiras, el cómo evitaba mencionarla aunque fuese la verdad. Cogió su mochila y decidió salir, justo antes de que llegase el profesor. Sus lágrimas inundaban sus ojos y le impedían ver por dónde iba. El corazón le dolía tanto que parecía insoportable, no podía creer que había dicho eso frente al mundo, silenciando a Sophia para siempre.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora