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Septiembre.

Vuelta a las clases, a la rutina que todos odiaban, sobre todo Sophia, que era la única que no compartía instituto con los chicos.

- Esto es una mierda -replica la rubia- ¿Por qué tengo que estar en otro sitio?

- Desde luego sería divertido tenerte con nosotros -respondía Tom, divertido y mirándole cómplice.

Cómo no.

- Tom, ¿puedes parar de intentar tener sexo con Sophia? -se quejaba Bill, haciendo que los demás estallen en risas- No piensas en otra cosa.

- Pienso en un mayor rendimiento académico para ella -se justificaba este con humor- Así la podríamos ayudar.

- Sophia es el doble de inteligente que todos nosotros, probablemente sería ella quien nos tuviese que ayudar -todos miran a Gustav y asienten.

- Gracias, Gustav -ríe esta.

- Por eso, necesito ayuda con la química -comenta Tom con un tono de fastidio- Porque con la física voy sobrado -volvía a decir mirando a Sophia.

Bill vuelve a poner una mueca de fastidio y le lanza un cojín justo a la cabeza, dándole de lleno en la gorra.

- ¡Bill! -grita Tom, colocándose la gorra de nuevo en su sitio.

- Calla de una vez -espeta este, mirándole mal.

A Sophia le encantaba ver cómo peleaban, aunque fuese broma y no pudieran vivir el uno sin el otro.

- Ya mismo tendré que irme -habla Sophia, poniendo ojos tristes.

- Nos veremos mañana después de clase -responde Georg- en el parque de siempre.

- Pero son muchas horas -se quejaba de nuevo esta.

- Tom y tú sois iguales -suspiraba Bill entre risas- no paráis de quejaros.

- Bill, serás el único al que no le importe ir a clase -responde Tom.

- No queda nada para acabar, este es prácticamente el último año antes de graduarnos -comentaba el pelinegro.

- Qué pereza -suspira el de rastas.

A veces si era posible distinguirlos, y no solo por la forma de vestir.

Las horas pasaron y por desgracia para Sophia, debía volver a casa y prepararse para volver a clase. Solo había un inconveniente, y es que allí no tenía amigas.

El motivo principal fue que Gunter, quien estaba en su último año y se había graduado a principios del verano, se encargó de que la única persona a la que podía prestarle atención fuese él. Además de eso, las chicas con las que comparten clase parecen compartir todas la misma neurona y solo hacían comentarios sin sentido y buscaban la atención de los chicos.

No significaba que eso estuviese mal, pero no era un interés que tuviesen en común con Sophia.

Ella solo quería pasar el día lo más rápido posible y salir de allí.

Estaba echada en la cama, su pelo empapado en la almohada, dejando que la suave brisa de final de verano lo secase. Entró a "Spotify" y procedió a reproducir uno de sus artistas favoritos para hacer tiempo antes de irse a dormir.

Su cabeza reproducía recuerdos de todo el verano, había sido el peor y el mejor de su vida al mismo tiempo. También tenía que reconocer que estaba orgullosa de sí misma por sobrevivir a lo que sobrevivió.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora