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Era la mañana del 1 de enero, habiendo pasado escasas horas desde la gran celebración que la familia de la rubia y la de los hermanos, se unieron para más compañía. Sophia abría los ojos y se desperezaba, lanzando algún gemido, sintiendo su cuerpo despertar a la par. Mira a su lado, encontrándose con el cuerpo de Tom, quien aún dormía profundamente. Sonríe, pasando sus cortas uñas por la desnuda espalda del chico, llegando hasta su pelo, que ya no era el mismo. Este había cambiado por completo la estética de su peinado, reemplazando el anterior por unas trenzas de raíz de color negro, que llegaban un poco más abajo de los hombros. A decir verdad, le gustaba. Tom siempre había tenido la apariencia del típico chico del que te tienes que alejar, porque jugará contigo, pero ahora, esa imagen se había reforzado, pero le gustaba. Más que eso, le encantaba.

Fijó su mirada en su piercing, en el córner de su labio. Sophia muerde ligeramente su labio inferior, sintiendo cierta necesidad de inmediato. Cogió su teléfono y encendió la pantalla, queriendo ver qué hora era.

- Joder -gruñe. Eran las cuatro menos cuarto de la tarde, cerca de menos diez.

Anoche celebraron hasta que sus cuerpos cayeron rendidos, tras mucho alcohol y tabaco.

Desvió su mirada de nuevo al chico, quien había cambiado de posición y ahora se encontraba boca arriba, dejando ver a esta que también estaba desnudo de cintura para abajo cuando la fina sábana fue tirada ligeramente hacia abajo con sus piernas. Sophia sonrío de lado, mirando a un lado de la habitación, como decidiendo si la idea que había tenido era buena, o mala.

- Bah -espeta, trepando por encima de Tom, dejando besos por su pecho, su cuello y finalmente, alguno suave en sus labios, despertándole suavemente.

- ¿Soph? -pregunta, con voz cansada- ¿Qué hora es? -trata de moverse, pero estando la rubia encima, no puede.

- Tarde -susurra esta, dejando un camino de besos desde su pecho hasta su ombligo, lanzando corrientes eléctricas por el cuerpo de Tom.

Este, que ya empezaba a ser más consciente de lo que estaba por pasar, sonríe de lado y echa sus brazos hacia atrás, apoyando su cabeza en ellos, viendo a Sophia dejar besos por su cuerpo.

Llega a una zona más baja, elevando la mirada hacia los ojos de Tom, que la miran con deseo y ansia. El cuerpo de este empezaba a reaccionar, ansioso por el toque de la rubia. Esta lo notó, mordiendo su labio inferior y dejando nuevos besos cerca de la base, bajo la atenta mirada de Tom, quien ahora lanzaba pequeños jadeos. Su miembro comenzaba a erguirse, debido a la atención que estaba recibiendo.

- Hay que celebrar el primer día del año, ¿no? -pregunta Sophia, de forma divertida mientras paseaba su mano por su miembro.

Tom había empezado a agarrar las sábanas entre sus puños, cerrando los ojos suavemente al tacto y sintiendo un placer agudo. Era inminente lo que iba a suceder, y ambos, estaban ansiosos. Sophia se separa de él, intentando deshacerse de su ropa interior, que era lo único que le evitaba estar completamente desnuda ante los ojos de Tom. Ambos sonríen, uniéndose en un beso, mientras sus cuerpos se enredan entre ellos, sintiendo fricción.

Jadean, gimen y buscan mayor roce, sintiendo la desesperación apoderarse de ellos.

- Te necesito -habla Sophia, junto a los labios de Tom.

Eso es todo lo que este necesitó para besarla con más hambre y más decisión, ubicándose entre sus piernas. Sus anatomías estaban piel con piel, sintiendo la humedad de su centro y la dureza de su miembro. Estaba hecho, un movimiento más y la guerra había empezado.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora