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6 meses. Sophia llevaba viviendo en Los Angeles la cantidad de 6 meses, aunque apenas se había dado cuenta del tiempo que había pasado. Era diciembre, por lo que el grupo se estaba preparando para viajar se vuelta a Alemania, para pasar las fiestas con sus familias, como es tradición. Debería estar feliz, pero en el fondo, había algo que no la dejaba disfrutar plenamente de su festividad favorita del año, y era que su periodo no había llegado aún, estando de casi cuatro días de retraso. Aún era pronto para asumir que estaba embarazada, pero era la primera vez que le sucedía, ya que no solía ser irregular, sino bastante puntual. Alguna que otra vez, pero siempre estaba segura. Esta vez, no tanto.

Hace casi una semana, hubo un incidente, y es que, la técnica del de rastas, no funcionó como solía, acabando dentro. Tomó la famosa pastilla "del día después" o "plan B" para evitar lo que a día de hoy temía. Habían seguido teniendo relaciones, pero esta vez, usando protección. Tenía miedo de que pudiera ser un embarazo, porque sí que había pensado en ello alguna vez, pero no aún. Ambos acababan de cumplir 22 años, hacía unos meses, y el grupo no estaba muy lejos de finalizar el disco y empezar a promocionar una gira internacional, de nuevo. Se sentía aterrorizada, y no había hablado con nadie sobre ello, ni siquiera con el más implicado, Tom.

Estaban a un escaso día de viajar, donde tendría unos días con su madre antes de pasar el año nuevo con la familia Kaulitz, a quien se uniría Teresa, la madre de Sophia. No quiere arruinar ese momento, asustando a Tom y dejándose llevar por los nervios, por lo que decidió esperar a estar en Berlín para respirar y hacerse una prueba, lo cual, le aterrorizaba.

Estaban haciendo las maletas, mientras Bill cantaba y bailaba al ritmo de una canción navideña típica alemana. Tom, por otro lado, trataba de meter todas las gorras posibles en una bolsa de mano, sin saber cuántas usaría al cabo del día. Este la mira, con la mirada perdida en cualquier punto de la habitación, frunce el ceño y decide acercarse, sacándola de su trance.

- ¿Estás bien? -pregunta Tom, poniendo una mano en el muslo de la rubia.

Había notado que llevaba unos días un tanto distraída. No podía imaginar el porqué, dado que los días se habían resumido en ir al estudio, ir a por cualquier cosa que necesitasen en casa y volver a esta, todo parecía normal para él. Intentó leer su mente, pero es evidente que no pudo.

- -suspira, centrándose en sus ojos marrones- Perdona, me he acordado de mi madre. Ha estado sola muchos meses.

Era cierto, pero no toda la verdad. Había pensado en su madre y en lo sola que había estado últimamente, pero lo cierto era que, a medida que pasaba el tiempo, sufría menos por estar lejos de ella, había aprendido a tomar distancia. La verdad era que, el miedo recorría su cuerpo y cada vez que miraba a Tom, esta se decepcionaba por no ser capaz de mencionar nada aún.

- Mañana la verás -sonríe este- Se va a poner muy contenta, además, las navidades en casa de los Kaulitz son legendarias.

Ella lo sabía, durante el año que Sophia vivió en Berlín junto a los hermanos, Gustav y Georg, la navidad que recuerda le trae muy buenos recuerdos. Simone, la madre de Tom y Bill, acostumbra a hacer galletas de jengibre justo antes de la noche de navidad. Fue una navidad especial para Sophia, algo diferente a lo que estaba acostumbrada.

- Lo sé -responde Sophia, dejando un pequeño beso en los labios del de rastas- Tengo muchas ganas.

Sabía que algo no iba bien. Tom podía ver a través de ella, leer el mensaje oculto en sus ojos. Tras los años, no había mentira que se pudieran decir que no fuese detectada, era inútil. Esperaba que tarde o temprano saliese a la luz, pero no iba a presionar para conseguirlo, ya que cree en el espacio personal y, al desconocer lo que es, no es su lugar el culparla. Solo esperaba que, fuese lo que fuese, se lo contase.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora