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Los dos estaban unidos en un beso que pareció eterno. Se oían las risas de los demás en el fondo, sonido que se fundía con el de los grillos en la noche.

Movían sus labios al mismo ritmo, demostrando con un beso lo que no decían con palabras, siendo el acto más sincero.

Reían entre medias, sabiendo como acabaría si continuaban.

- Están todos ahí -susurra Sophia, con la respiración agitada- Nos pueden ver.

- Lo sé -ríe este contra sus labios- Por eso tenemos que irnos a otro sitio.

- ¿A dónde vamos a ir? -pregunta la rubia sigo confundida. Tom se acerca a su oído, haciendo que un escalofrío recorra su cuerpo- Entiendo -murmura con una sonrisa ladeada.

Ambos salen de la piscina y agarran una toalla de inmediato, dado que el frío que hacía a esas horas era bastante notable y podrían resfriarse de la noche a la mañana.

- Por fin salís -exclama Gustav- Pensábamos que os habíais convertido en peces.

- Tom podría convertirse en uno -ríe Bill, haciendo que Georg se una a él.

- Y tú podrías de coger cigarrillos de mi cajetilla porque no tenemos más hasta mañana -responde Tom pasando su brazo por los hombros de la rubia.

- Mis padres han salido a cenar y han dejado el tabaco atrás -comenta Georg- Podemos robar algunos, no se darán cuenta, probablemente llegarán borrachos queriendo dormir.

- Georg ocupándose de todo siempre -habla Bill con una sonrisa- Para qué voy a ser responsable si siempre está para solucionarlo por todos.

Gustav, Georg y Bill se envuelven en la conversación, dejando de prestar atención a la pareja, quienes se habían mirado cómplices y habían entrado dentro de la casa, buscando el baño más alejado posible de donde estaban sus amigos.

- No sé, Tom. Es la casa de Georg -ríe la rubia mientras cierran la puerta con pestillo y se miran cara a cara- No podrá olvidarlo si se entera.

- Pues que no se entere -Tom se encoge de hombros y se inclina sobre Sophia, uniéndolos en un beso.

Los brazos de Sophia estaban en el cuello del de rastas, quien había logrado colocarla contra la pared y colocar un brazo a cada lado de su cabeza, no dejándole espacio para moverse. De todas formas, ¿a dónde iba a ir?

El cuerpo de Tom se presiona contra el de ella, provocando un roce que encendió la llama entre ellos. Este gruñe en sus labios, algo que volvía loca a la rubia.

- Nunca lo había hecho en un baño -susurra Sophia- es mi primera vez.

- Me gusta como suena eso -murmura Tom, apretando más su cuerpo contra el de ella. Su erección era cada vez más notable y Sophia no pudo evitar sonreír.

- Alguien está contento -comenta la rubia, bajando una mano al latente miembro del de rastas.

Metió la mano dentro de su bañador, agarrando su miembro y empezando a subir y bajar la mano. Tom rápidamente apretó las manos en un puño y entreabrió la boca para soltar un gruñido.

- Sophia -gruñe- Por favor -continúa con dificultad.

Está le ignoró, haciendo los movimientos más rápidos, provocando más placer aún.

- ¿Te gusta? -la voz de Sophia era música para Tom, quien asiente sin parar. Entonces, el movimiento cesa- No es así como quiero acabar la noche.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora