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- Soph, apaga el teléfono -gruñe Tom mientras se revuelve en las sábanas, tapándose hasta las cejas.

Había sonado varías veces, más de la que les habría gustado dado que ambos se habían ido a dormir tarde y el teléfono de esta no estaba silenciado para evitar molestias. Solo para emergencias.

Este vuelve a sonar. Sophia se levanta de mala gana y corriendo fuera de la habitación para molestar a nadie y coger la llamada, ¿quién necesita hablar con ella tan urgente?

En la pantalla no ponía quien era, sino "número desconocido" y eso a Sophia le daba muy mala espina, nunca era bueno.

Aún así, sin pensarlo mucho y de mala gana por haber sido despertada, descolgó y se puso el teléfono en el oído.

- Qué -espetó sin quiera decir "hola" o algo más amable.

- Vuelve a casa ahora mismo -hablaba la voz al otro lado de la línea, la cual reconoció en ese mismo instante.

Su padre, Otis.

Esta vez no se iba a quedar helada, sin decir nada. Esta vez iba a pelear e iba a decir lo que pensaba. Le repugnaba la idea de que ese hombre se pensara que tenía algo de autoridad en ella.

- Volveré cuando te vayas, o cuando te vuelvan a echar por beber un poquito de más -comentó la rubia en un tono vacilón, incluso sonriendo.

- Te mataré -gruñe el hombre al otro lado, lo cual hizo a Sophia estremecerse.

- Muérete -le susurraba Sophia con tono amenazante, completamente llena de ira, para después colgar y acto seguido apagar el teléfono.

Suerte era que ninguno de sus padres conocía dónde vivía Georg.

Se agacha y decide sentarse en el frío suelo, apoyando su cabeza entre sus piernas, abrazadas a su pecho.

Comenzó a llorar. ¿Cuándo se había vuelto tan complicada su vida?

- Le odio -espeta con rabia.

- ¿Ha hecho algo Tom? -hablaba Georg, apareciendo a su lado mientras se encendía un cigarro.

Desayuno europeo en su mayor esplendor.

- No -sonríe esta- Mi padre me había llamado.

- Hace el ridículo -ríe el de pelo largo- No le hagas caso, eres mejor que eso.

- Lo sé -suspira- pero todo iba genial, ¿por qué ha tenido que aparecer? -comenta con fastidio.

- Sea por lo que sea, pasarás por esto y nos reiremos después, eres muy fuerte -sonreía Georg, reconfortándola.

- Espero -ríe esta- por ahora, toca sacar la basura de casa.

Georg carcajea al comentario de la rubia. Pocos minutos después, Bill y Tom aparecen en escena, ambos con el pelo desordenado y unas caras largas.

- Perdón -comentó Sophia con pena, ya que probablemente les habrá despertado con el sonido de su teléfono.

- No pasa nada, preciosa -habla Tom, quien la mira con dulzura. Le había despertado, pero era Sophia, le daba igual.

- Has interrumpido mi "beauty sleep" -habla ahora Bill, haciendo que el resto ría mientras buscan un cigarro.

- Perdona, queen B -bromea Sophia mientras se levanta y enrolla sus brazos en el cuello de Bill en un abrazo.

- ¿Bill se lleva un abrazo y yo nada? -se queja Tom, haciendo una mueca de disgusto. Georg ríe.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora