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Tom no había sido capaz de pegar ojo, al revés, aquella llamada le había mantenido despierto, sin darle tregua. El sonido de la voz de Sophia retumbaba en su cabeza y creaba un eco, imposible de ignorar.

- ¿Hola? Te estamos hablando -exclama Bill, poniéndose frente a Tom, quien sale del trance- ¿Estás o no?

- Perdón -gruñe, frotándose los ojos- No he dormido nada. Ayer me pasó algo surrealista, aún dudo de si fue real.

- ¿De qué hablas? -preguntó Bill, fingiendo no saber nada.

Gustav y Georg se miraron cómplices y enfocaron su atención en el de rastas, quien había dado una calada de su cigarro.

- Iba a ducharme, cuando encontré un papel en el suelo -suspira, haciendo una pequeña pausa- Había un número escrito, pero nada más, aún así decidí llamar.

Bill sonrió para sus adentros, sabiendo que su plan había funcionado.

- ¿Un número? -carcajea Georg- ¿Fumaste hierba? -bromeó, haciendo que el resto ría.

- No. Ni siquiera había ninguna chica -explicó Tom, con una expresión seria- Así que decidí llamar -continua, sabiendo la parte que venía- Pensaba que era alguna fan, hasta que empezó a hablar y me di cuenta de quien era.

- ¡Pero dilo ya! -exclama Bill- Me estoy poniendo nervioso.

- Era Sophia -murmura- Era ella.

- ¿Estás seguro? -pregunta Gustav- No puede ser posible -explica, ganándose una mirada por parte del pelinegro y Georg, quien ahogaba una sonrisa.

- Lo juro -espeta- No hay duda.

- ¿Hablasteis? -insiste Bill, acercándose a Tom.

-este niega- No. Colgó cuando no dije nada.

Bill aprieta sus labios en una fina línea y suspira.

- ¿Volverás a llamar? -este tenía la mirada clavada en el suelo, aún conmocionado por lo que había pasado la noche anterior- Creo que deberías.

- ¿Hablar con Sophia? -Bill asiente, a lo que su hermano niega- No es buena idea, dijimos que esto era lo mejor, no es el momento de remover el pasado.

Bill notó que este ya mencionaba su nombre. Por primera vez en tantos años, por fin se había visto de volver a decir su nombre, pero no se había fijado.

- Como tú prefieras, hermanito -susurraba Bill- Retomando el tema del concierto, ¿Ready Set Go os parece buena idea como apertura?

Tom no respondió, puesto que seguía perdido en sus pensamientos. ¿Debería llamarla de nuevo? ¿Debería eliminar el contacto y e intentar olvidar? ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? La herida ya estaba abierta de nuevo, y le hacía estar perdiendo la cabeza. Suspiró y agarró su teléfono móvil de la pequeña mesa en la que estaba, yéndose a un lugar más apartado.

A la mierda, ¿qué más podía perder? Llegados a este punto, ya la perdió hace cuatro años cuando la dejó en aquella ciudad.

Bill, Gustav y Georg le siguieron, en silencio, tratando de escuchar lo que estaba a punto de suceder.

Tom encuentra el contacto en su agenda y cierra los ojos justo antes de apretar el botón, iniciándose una llamada. No tenía idea de qué hora ella allí en aquella zona de Europa, pero solo esperaba que la persona al otro lado, contestase.

FATE || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora