Aquel era el día. Después de una semana de preparaciones y una cantidad grande de ideas por parte de los cuarto chicos, por fin se les ocurrió una que, a la par que sencillo, era un tanto privado, dado que la noticia de que la celebridad Tom Kaulitz iba a casarse, igual causaba un poco de revuelo si fuesen vistos. Todo iba como debía, ya que Sophia no tenía ninguna sospecha hasta el momento y estaban a sólo un par de horas de, con suerte, comprometerse para siempre.
- Vamos a ir a prepararlo todo, tú ocúpate de traerla -susurraba Bill, cogiendo las llaves del coche y dirigiéndose hacia este, junto a Georg y Gustav.
Tom asiente, viendo como el trío abandona la propiedad en cuestión de unos segundos. Podía sentir las palmas de sus manos húmedas, haciéndole sentir ligeramente incómodo. No le extrañaba, puesto que estaba lo más nervioso que había estado nunca y, no podía estar completamente seguro de la respuesta, por mucho que le gustase la idea. Le distrae el sonido de unos zapatos chocar contra los escalones, haciendo que se girase en dirección a Sophia, que bajaba las escaleras con una expresión de confusión.
- ¿Y Bill? -pregunta, acercándose a Tom- ¿Dónde están todos?
- Nos han llamado para un photoshoot improvisado, yo me he quedado esperándote -responde, esperando que esta no notase el difícilmente disimulado tono de nerviosismo.
- ¿Improvisado? -pregunta, de nuevo, aún más confundida- Qué raro, no me han avisado de nada.
Tenía sentido que la avisaran, puesto que el papel que desempeñaba dentro del equipo era el de asistenta, y que una asistenta no estuviera al tanto de todo lo que hacen los chicos, era un tanto sospechoso.
- Bueno, ¿nos vamos? -sonreía y se dirigía hacia la puerta, girándose para asegurarse de que este le seguía- Vamos, guapo.
Tom sonríe y coge su mano, montándose en el coche y lanzando un gran suspiro. Tendrían que conducir durante aproximadamente media hora hasta la localización, ya que en Los Angeles, todo estaba a mucha distancia. Aunque, para darles tiempo a los chicos de finalizar ciertos toques, debían tardar más que eso, por lo que Tom se desvió y fue en dirección a la cafetería preferida de Sophia.
- ¿Dónde es el photoshoot? -pregunta, curiosa, girándose para poder mirar al de trenzas.
-este la mira, sonriente- Es en la playa, para Rolling Stone.
- ¿Rolling Stone? -exclamaba, bien sorprendida- ¿Y de última hora? No puedo creerlo.
- Es increíble, ¿verdad? -decía Tom, intentando reprimir todos los deseos de no perder los nervios, dado que empezaba a dudar de la estabilidad del plan.
Era ciertamente increíble, puesto que estaban en mitad del primer mes del año, cuando, casualmente hace más frío y en la playa.
- Sí -reconoce Sophia, entre risas- Pero bueno, es Rolling Stone, os vendrá genial para la publicidad.
La chica seguía sin sospechar, por mucho que la situación estuviese en contra de Tom y el plan tuviese diversas lagunas. En cuanto esta supo hacia donde se dirigían, se giró de nuevo hacia Tom con una expresión confusa.
- ¿No íbamos a la playa? Todos están allí -espeta- Estamos yendo en la dirección contraria, guapo.
- Tenemos tiempo aún, han ido para jugar con los perros -respondió Tom rápidamente, como si la respuesta hubiese sido automática.
- Gracias por llevarme -le agradecía Sophia, sabiendo que iban a parar a por un café- Odias comprarme café.
Lo odiaba, de hecho, no por ninguna razón en específico, sino porque la rubia estaba acostumbrada a grandes ingestas de cafeína, y a sus 22 años, aquello no era lo idílico, puesto que todos intentaban apostar por un estado más sano, para ayudarles en los conciertos.
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FATE || Tom Kaulitz
RomantizmLo que une el destino es tan fuerte que, tomes el camino que tomes y vivas lo que vivas, siempre te encontrarás con él de nuevo.