Conexión.

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Los primeros rayos de un sol que parecía prometedor aparecían en el dormitorio de Akiko. Francisca despertó y por un segundo no reconoció donde estaba hasta que lo supo. Pudo recordar la noche anterior, miró hacia el lado y vio que su vecina aún dormía, estaba de lado mirando hacia ella aferrada a la manta que cubría a Francisca, como asegurándose de que no fuera a ninguna parte.

Francisca se levantó y fue hacia el baño, cuando salió su vecina ya estaba en pie en la cocina preparando desayuno, al parecer había amanecido de humor y no había rastro de que hubiera estado enferma.

-Buenos días. Akiko le agradeció a su vecina con un gran desayuno, no hizo falta decirlo, Francisca sabía que era así, como días anteriores a través de mensajes ahora fluía una conversación con ambas presentes en el mismo lugar y parecía ser igual de cómodo que detrás de una pantalla.

-Hace tanto que no dormía tan bien...

-Me alegro. Francisca no pensaba lo mismo, ella se había dormido sentada.

Su espalda le dolía demasiado y solo quería una ducha bien caliente, ni siquiera dormir, quería una ducha y sentía las inmensas ganas de salir, sentía que necesitaba ir nuevamente al Bosque Mágico. En medio de la conversación se lo hizo saber a su vecina, a lo que ella respondió con ojos de asombro:

-Me leíste la mente, yo pensaba ir hoy. Increíblemente el día está perfecto para pasar la tarde allí, no como ayer.

-Es como si alguien estuviera jugando con una máquina del clima.

-"Como en los sims". Dijo en voz baja, pero Francisca la escuchó y rio internamente, eso fue suficiente para que supiera que iban a ser grandes amigas.

Ambas se miraron como queriendo decir lo mismo, pero ninguna hablaba, Hasta que el silencio se esfumó cuando finalmente Akiko se decidió a hablar.

-¡Vamos entonces! Dijo con voz entusiasta. A los pocos minutos ya tenían todo organizado, se verían a las 13:00 horas en la entrada del Bosque mágico. Para cuando terminaron de desayunar eran casi las 09:00 am lo que le daba tiempo de sobra a Francisca para ir a su casa, estar con sus amados perros, ducharse y preparar las cosas que llevaría para pasar el día admirando ese lago turquesa.

Habían quedado de acuerdo en que cada una llevaría "lo que fuera" lo que tuvieran en casa o lo que quisieran preparar, Akiko solo le adelantó algo de lo que llevaría. Cuando se despidieron esa mañana ella le gritó mientras Francisca subía a su auto:

-Llevaré cervezas. A lo cual asintió con su dedo pulgar hacia arriba, al mismo tiempo le dio una idea que no sabía qué tan buena era, pero no perdería nada con preguntar más tarde.

Hizo todo lo que debía, incluso le sobró tiempo después de la ducha para tenderse sobre su cama y hacer una video llamada con Vanessa, a quien le contó sus ajetreados últimos días, le contó mayormente de la existencia de sus vecinos nuevos y la cantidad de encuentros en poco tiempo, lo cual era curioso, pero se sentía cómoda. Le colgó un poco antes de vestirse definitivamente para pasar un día bajo el agradable sol que lo cubría, pero ya sabía que el clima era inestable, no había indicios de que fuera a llover nuevamente, pero quién sabe. Así que añadió a su bolso que ya contenía la comida y bebida que llevaba, un polerón gris con diseño de pie grande, y un cortaviento verde. Comprobó que tenía todo lo que necesitaba, de todas maneras en su auto tenía tantas cosas como ropa e incluso ollas de camping por si algún día la necesitaba, y efectivamente, esas cosas la habían salvado muchas veces.

Llegó a la entrada del bosque mágico y Akiko ya estaba ahí. Un vestido con flores en un tono amarillo pálido, un pequeño chaleco corto que la cubría de color negro, zapatillas blancas y un bolso que contenía lo que había llevado para pasar el día. Su cabello negro azabache estaba suelto y hacía juego con sus ojos, tenía un brillo especial, o era quizá por los rayos del sol que hacían desear a Francisca poder tele transportarse ya mismo al lago turquesa. En fin, su vecina parecía otra mujer, como si la versión cubierta de manta y un pañuelo en su nariz no hubieran existido.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora