Verdades.

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O: -¿Estás bien? Una notificación en el celular de Francisca de parte de Olivia.

F: -Mejor, gracias. ¿Y tú?

O: -Bien también. Pero necesito verte y conversar, ¿puedes venir a mi casa?

F: -¿Pasó algo?

O: -Nada malo, solo quiero que hablemos. ¿Puedes?

F: -Sí, más tarde te aviso.

Podía intuir de qué se trataba, sin embargo no quiso darle vueltas y siguió en lo que estaba. Había pasado casi un mes sin nada de comunicación, llevando cada día mejor el hecho de no hablar con Akiko, sin embargo, tuvo que pasar un día entero compartiendo el mismo espacio sin poder siquiera dirigirle la mirada, solo lo hizo en un momento y ahora se arrepentía de haberlo hecho. Se recriminaba a sí misma por haber mirado justo en ese momento y por haber sostenido una mirada frente a quien estaba ignorando, su record se había acabado.

Le dolió ver lo que vio, más que nada porque sin siquiera hablar en todo ese tiempo, podía saber que las cosas no eran como lo aparentaba ese beso entre sus vecinos. Sabía, podía ver en los ojos de ella la mentira, y alcanzó a ver esos pequeños segundos de una sonrisa triunfante, ahora no podía sacárselo de la cabeza. Ella no se metería donde no le correspondía porque finalmente entre parejas arreglan sus asuntos y llegan a acuerdos que el resto no sabe, pero Max era capaz de engañar a casi todos con esa cara angelical, a casi todos, menos a ella, quien sentía rabia de que una persona que había sido capaz de golpear y herir a quien supuestamente amaba tanto no era una buena persona y punto, y saber que probablemente lo volviera a hacer la hacía sentir inquieta y miserable, sin poder hacer nada más que pedirle al universo que nunca más le pusiera una mano encima a ella, que la vida le diera cosas mejores, oportunidades nuevas, Akiko lo merecía, era una buena persona y no merecía sufrir nada de eso, nadie lo merece, nadie que se sienta amado debe pasar por eso, esa era la razón de su molestia, y porque de cierto modo presenciar ese beso, pero más el ver los ojos de Akiko después de hacerlo hizo clic en su cabeza.

Se dirigió a la casa de Olivia, quien la esperaba junto a la piscina aprovechando el caluroso día, el tiempo pronosticaba que pronto comenzaría a llover nuevamente, así que decidieron aprovecharlo mientras conversaban y jugaban con Chefcito. Al principio comentaron la junta del día anterior, en la que todo había salido bien. Eso dio pie para lo que Olivia quería conversar.

Durante todo ese tiempo ambas habían conversado mucho más, cada vez de cosas más profundas y tenían más confianza, pese a que Olivia podría verse frente al resto como una mujer superficial y vacía, no era para nada así, al contrario, había sido la contención de Francisca en ese tiempo, y se llevaban muy bien. Cuando hablaron acerca del beso robado Olivia le dijo a Francisca que eso no era inconveniente para su matrimonio, que ellos tenían otra visión del amor y por lo tanto, tenían una relación abierta. Francisca lo entendía, pero no era algo cómodo para ella, sin embargo no podía negar que el coqueteo de una mujer como Olivia enaltecía su ego, y para ser honesta le gustaba tener su atención, pero no daría pie para nada más y Olivia lo sabía. Sin decirlo y sin ponerse de acuerdo ellas coqueteaban de forma natural, era parte de esa amistad que crecía cada vez más. A Olivia le gustaba poner nerviosa a Francisca porque sabía que había situaciones que no podría manejar y cuando eso pasaba su expresión facial y el enrojecimiento de sus mejillas le causaban ternura a Olivia quien el día anterior estuvo observando el comportamiento de todos en la junta, pero sobretodo de quien tenía al lado y de un par de vecinos extraños. Si bien es cierto ella había compartido momentos con Akiko, nunca se dieron el tiempo de conocerse, y ahora sabía que últimamente no se hablaba con Francisca, pero no sabía los pormenores del asunto, aunque el día anterior le había quedado totalmente claro.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora