Novias.

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P.O.V AKIKO

Despertar en los brazos de Francisca me hacía entender que pertenecía a ellos desde siempre, desde incluso antes de conocerla en esta vida. Se había convertido en mi lugar favorito y me costaba salir de ahí cuando se acercaba el momento de separarnos, siempre quería un poco más, siempre pedía unos minutos más para seguir creando retratos de esos momentos en mi mente, también quería recordarlos de memoria para escribirlos en mi agenda, la que contiene mil veces su nombre y todas las situaciones que hemos vivido. Cuando estuve en Japón comencé a escribir en una nueva agenda, la cual comencé con la fecha del día en que la conocí, porque desde ese día comenzó esta historia, desde ese día ella cambió mi vida y todo lo que había vivido antes no se comparaba en nada de lo que vivo hoy. Rescaté algunas cosas de la agenda que Max rompió ante mis ojos, pero los recuerdos vivían en mi mente, y los recordé todos para dejar en evidencia a través de palabras, cada momento que me hizo dar cuenta que me estaba enamorando de mi atenta vecina, y cómo no hacerlo si es la persona más especial que he conocido.

Estas mariposas que nacieron de a poco me acompañan a diario, todo parece ser el sueño que anhelaba desde que era pequeña y soñaba vivir una historia como la de las princesas, y así me sentía porque yo era la princesa de la reina de mi corazón. Ella se encarga a diario de hacerme saber lo importante que soy para ella y lo feliz que es de que sea parte de su vida. Ella tampoco quiere soltarme cuando tenemos que despedirnos, siempre me trata con delicadeza, me demuestra con hechos todo lo que dice con palabras y me trata como si yo fuera la maravilla más grande que pudiese estar observando porque siempre se pierde en mis ojos.

Desde que volví no hemos dejado de abrazarnos, ni besarnos, ni perdernos en la otra, como si quisiéramos recuperar cada segundo de esa distancia que solo logró que nuestro amor creciera más. Cada vez que ella se pierde en mi mirada puedo ver luces que emanan de la suya, puedo sentir la corriente que provoca con algo tan simple como solo mirarme, pero ese es su poder sobre mí, derretirme con esos ojos que me dicen tantas cosas. A veces, después de mirarme eternamente solo suspira y me dice "Tú y tus ojos... esos ojos japoneses" y yo siento que el mismo abismo no alcanza a ser suficiente para que mi cuerpo caiga a cientos de kilómetros y se estrelle contra la realidad que es la misma que el sueño que soñé despierta, porque ella está ahí, perdida en mi rostro como si fuera la primera vez que se detiene a detallarlo con su mente.

No puedo creer que después de recibir golpes, humillaciones, malos tratos y un infierno de vida en pareja, ahora esté viviendo esta realidad que no sabía que existía, siempre creí que no era merecedora de un amor así, porque de cierta forma me había acostumbrado a ser maltratada o porque mi experiencia en el amor siempre fue acomodarme a mis parejas para que nuestras vidas calzaran de alguna forma, siempre puse de mi parte más que recibir algo, también fui amada antes, no me puedo quejar, pero esto, esto que vivo y que siento no se compara a nada que haya experimentado antes, porque el calor de sus brazos, de su piel, de sus palabras, me hace volar la mente y el alma que parecieran vagar con la suave brisa del viento. Quizá también había perdido la esperanza y me sumaba a una de las filas más largas del planeta, la fila de las personas que creen que el amor no existe. Pero ella supera todos los estándares, ella se encarga de que yo jamás dude del amor y ha sido extraño, pero me entrego a todo lo que ella me da sin cuestionar nada, porque lo disfruto, porque quiero saborear cada momento que se nos presenta, ya sea escalando la montaña más alta del mundo juntas o simplemente estar tiradas en la cama respirando el mismo aire y tomando nuestras manos. Siempre, aunque no estemos abrazadas, nuestros cuerpos buscan la forma de tocarse entre sí sutilmente, eso es suficiente para saber que todo lo que eran fantasías de un cuento ahora las estoy viviendo en carne propia.

Si bien es cierto aún no somos pareja formalmente, nos comportamos como tal. Al menos ya pudimos definir con palabras lo que nos pasa y es que nos amamos, estamos enamoradas y nuestro día a día está lleno de amor y romance. He pensado muchas veces cómo será ese momento en que demos el siguiente paso, sé que no lo necesitamos realmente para avanzar, porque el hecho de tener un título en la relación no cambiará la forma en la que nos amamos, pero muero por serlo, muero por dentro de solo pensar en ser su novia, su pareja, su compañera, su amante, su amor. Ya lo soy y es solo una formalidad, pero quiero vivirlo todo con ella, paso a paso hasta que formemos nuestro hogar, sé que es pronto para pensarlo, pero sé que de su lado no me muevo más porque es todo lo que pedí en forma de deseo representado en carne y hueso. Quiero que me lo pida, quiero que después de decirle que sí me tome en sus brazos y me bese hasta perder la cordura y demostrarle literalmente en cuerpo y alma que mi corazón le pertenece, que es su hogar.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora