Esos ojos Japoneses

Luna de miel.

P.O.V AKIKO

Desperté en la madrugada y me di cuenta que estábamos sobre la cama con nuestros respectivos vestidos de novia, había soñado y fantaseado con esta noche desde hace un mes, y el quedarnos dormidas no me lo impediría, sabía cómo despertarla.

La observé unos minutos tendida en la cama, balbuceando palabras que ni ella entendía, se veía tan hermosa que quise inmortalizar ese momento en mi cabeza haciéndolo durar lo más posible, pero yo moría de ganas de besarla, y lo hice, comencé con caricias en su cara y me fui acercando poco a poco, besando su rostro, su cuello, un pequeño mordisco fue suficiente para que despertara deseando lo mismo que yo. Nuestras miradas lo sabían, nos deseábamos mutuamente y se veía a kilómetros.

Comencé de a poco a elevar el nivel de aquellos besos, y me senté a horcajadas sobre ella porque simplemente sentía que me quemaba y yo esa noche quería arder en el infierno, la deseaba, quería todo de ella, que hiciera todo aquello que a los ojos de muchos era prohibido, quería quemarme con ella en las llamas del deseo que ardía por dentro y fuera de mi cuerpo, pero ella me detuvo, me miró directo a los ojos profundamente, desnudándome con la mirada, lamió sus labios sutilmente y despacio se acercó a mi oído para decir:

-Tenemos mucho tiempo...

Me estremecí y mi piel se erizó en segundos, ella comenzó a repartir besos lentos entre mi cuello y clavícula, mientras sus brazos rodeaban mi cintura y luego se perdían acariciando mi espalda, me estaba encendiendo de a poco y en ese punto haría lo que me pidiera, lo que sea yo lo haría con tal de sentirla más, pero me armé de valor y me solté de su suave agarre, me levanté y la miré desde la orilla de la cama con ojos desafiantes y le repetí lo que ella dijo hace un rato.

-Tenemos mucho tiempo... Mi amor. Le guiñé un ojo y salí caminando lentamente de la habitación.

Ella comenzó a buscarme por toda la cabaña, como un felino que busca su presa, pero yo me sentía más felina que nunca en mi vida y no le haría las cosas fáciles, así que seguí escabulléndome, a veces paraba y dejaba que se acercara lo suficiente como para besarme y cuando estaba a punto de hacerlo yo seguía mi camino, ella había comenzado el juego de ir lentamente, y yo quería que supiera en carne propia lo que es reprimir las ganas de algo más.

En un minuto sentí que dejó de buscarme pero no caería en su trampa, esperaría pacientemente, pero ella silenciosamente se acercó y me sorprendió por detrás encerrándome en sus brazos poniendo sus manos apoyadas en la encimera de la cocina donde yo estaba escondida, sus ojos café iluminaban todo el lugar y parecían contener todo el deseo del mundo, sinceramente ya no podía resistirme, la idea de arrancar ese vestido con mis propias manos me quemaba en la piel, ya no soportaba y aproveché que no podía escapar y dirigí ambas manos a su espalda para acariciarla, para comenzar a bajar el cierre de su vestido lentamente, mientras besaba su cuello dejando pequeños mordiscos en él, quería llevarla al límite, pero ella lo hizo conmigo porque me tomó por sorpresa y me levantó de las piernas con una fuerza que no había visto antes y me dejó sobre la encimera, instintivamente abrí mis piernas para que ella se pegara a mi cuerpo, su vestido ya estaba en el suelo y ya era hora de que estuviéramos a mano, así que ella comenzó a acercarse lentamente, igual como yo lo había hecho hace un momento, comenzó a recorrer mi espalda con sus manos y su aliento se perdía en mi oído en forma de suaves jadeos, mientras creía que hasta podía oír sus pensamientos más sucios en esos suspiros, de a poco comenzó a bajar el cierre, se apartó de mi cuello y me miró fijamente con esos ojos que iban a matarme en cualquier momento, bajó mi vestido con sus manos mientras su boca iba haciendo un camino; el mismo que hacía el vestido hasta llegar a mi cintura, besó mi vientre hasta llegar al límite de mi ropa interior, donde se detuvo un momento y luego comenzó un camino de besos de vuelta hasta llegar a mi pecho donde se detuvo nuevamente y observó, yo quería deshacerme de toda prenda que se interpusiera en nuestro camino, pero al mismo tiempo era excitante la idea de matarnos lentamente de deseo, me bajé de la encimera con la idea de escabullirme nuevamente, pero ella me sorprendió otra vez tomándome suavemente por la cintura, acercándose a mi oído para decir un hermoso te amo y luego llevar el lóbulo de mi oreja a su boca y morderlo tan suavemente que provocó ondas eléctricas que llegaron hasta las partes más profundas de mi ser, luego me volteó para quedar de espalda a ella y se perdió en mi cuello mientas sus manos envolvían mi cuerpo paseando por mi cintura, subiendo y bajando cada vez más, pero lentamente, instintivamente comencé a moverme y puse una de mis manos detrás de su cuello y giré mi cabeza para besarla con pasión, sus manos en mi cintura me tomaron con fuerza para acercarme más a su cuerpo, sentir el roce de sus manos, de todo su cuerpo detrás de mí, era electrizante y adictivo a la vez.