Invitación.

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Luego de confiarse ambas sus verdades Olivia y Francisca hablaron acerca del plan que tenía Olivia, este incluía varios factores que serían llevados a cabo paso a paso, y lo primero era saber cómo estaba Akiko.

El primer paso era acercarse de una manera creíble y poco forzada, por lo tanto Olivia decidió visitarla con la excusa de pedirle que le enseñara una receta y como Akiko era buena en la cocina, era lo primero que se le ocurría para decir. Por supuesto Francisca no estaría en ese primer paso, puesto que no se hablaban y porque la última vez que se vieron fue un desastre, así que por esta vez Olivia actuaría sola. La llamó por teléfono para saber cómo estaba y le preguntó cómo había llegado la noche anterior, seguía preocupada pero no quería solo aparecer en su casa, quería hacer las cosas bien para que todo resultara según lo planificado.

Quedaron de acuerdo que el día martes podría enseñarle la receta, eso le daba más tiempo a Olivia para afinar detalles y hacer todo lo posible por ayudar a Francisca, de verdad la quería y quería su felicidad y para ella parte de su felicidad era Akiko, aunque le costara aceptarlo, sabía que nada se comparaba a lo que ellas tenían, ni siquiera la pareja más enamorada le daba esa ilusión de querer ayudar, esto era algo mucho más profundo y le gustaba sentirse parte de ello, aunque no fuera algo para ella, no le traía ningún beneficio propio, salvo la felicidad de Francisca, por quien estaba dispuesta a hacer muchas cosas, y esto era solo el comienzo.

El día martes llegó y con ello los nervios de Francisca, no sabía cómo resultarían las cosas, sabía que Akiko no pasaba a Olivia, sin embargo había aceptado ayudarla, eso la hacía pensar en muchas cosas, como por ejemplo que quizá ella necesitaba compañía para pasar sus días y evitar tener roces con Max, eso la hacía doler el estómago, no quería siquiera imaginar lo que sería saber que él nuevamente le pusiera una mano encima, se sentía impotente de no poder hacer más, pero su nueva amiga estaba haciéndolo ya.

Olivia llegó a la hora señalada con los ingredientes que necesitaba. Al principio fue algo incómodo, pero con el pasar de las horas fueron encontrando la forma de entenderse un poco más y hablar un poco más también. No sabía cómo llegar a esa hermética mujer que le indicaba el tiempo de cocción y los pormenores de la receta, pero poco a poco se fue soltando. Sí o sí debían esperar más de una hora para ver el resultado de la receta, mientras esta se horneaba. Así que astutamente le dijo si la acompañaba a fumar un cigarrillo afuera. Ambas subieron a la terraza y se instalaron en las cómodas sillas del lugar a fumar y conversar no solo de la receta. El día era cálido, el sol calentaba cada vez menos y se asomaban ciertas nubes que traerían lluvia algunos días de esa semana, pero el tiempo pronosticaba que ese fin de semana volvería a estar caluroso, tal como el que acababa de pasar.

En medio de la conversación Olivia fue al baño y cuando regresó notó que Akiko extendía sus brazos hacia los costados de su cuerpo y cerraba sus ojos mientras su cabeza se inclinaba levemente hacia atrás, sintiendo la brisa, suspirando... Lo mismo que había visto hacer a Francisca tantas veces en ese tiempo. Sonrió y se acercó.

-¿Es una costumbre de acá? Preguntó. Francisca hace lo mismo.

Akiko aparentemente nerviosa solo se encogió de hombros, pero Olivia sabía muy bien que escuchar ese nombre la había hecho cambiar de actitud y el gesto en su cara era otro, uno que parecía ser la tristeza personificada. Para no incomodarla, Olivia comentó acerca del clima, y con eso abrió paso a lo que realmente venía; el segundo paso de su plan.

-¿Qué harán este fin de semana largo?

-Aún no decidimos, pero puede que salgamos a algún lugar, hace mucho no lo hacemos.

-¡Perfecto! Estaba pensando en lo mismo. ¿Les gustaría acompañarnos? Con mi esposo y algunos socios iremos a nuestra casa en la playa para compartir y hablar sobre algunos proyectos en los que Max está involucrado. Sería bueno que nos acompañaras, puedes ir con Akari.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora