Cielo estrellado.

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Para cuando llegaron de vuelta, Akiko ya se sabía la coreografía de la canción que tanto disfrutaba el par de mejores amigas. Lo cual la hacía reír y a la vez se sentía parte de ellas, como si los cuatro formaran un grupo, eso era, se sentía parte de un grupo.

Cuando llegaron a casa de Akiko bajaron las cosas del auto para dejarlas dentro de la casa, fue breve, Vanessa necesitaba arreglar sus cosas para asistir al almuerzo que tenía agendado y así revisar los detalles del caso. Pero no fue impedimento para buscar a Tora y acariciarlo nuevamente. Luego se despidió de Akiko con un fuerte abrazo y un hasta luego, fue un segundo abrazo con cariño.

Miraba a ambas mujeres despedirse desde el asiento del copiloto. Francisca no quería hacer nada que pudiera ser sospechoso para Vanessa, sabía que estaba bajo su mira desde que llegó, en realidad ambas lo estaban, no quería incomodar a Akiko con las bromas, comentarios y miradas de su amiga, y porque finalmente ya no le daba espacio a pensar en nada más que la palabra amistad y así lo hacía, pero los detalles y atenciones seguían ahí.

Ambas se miraban sin decir nada, los ojos de Akiko brillaban de tal manera que la palabra gracias quedaba pequeña ante todo lo que esa mirada quería expresar. Estaba más que agradecida, se sentía feliz, dichosa, gracias a esas dos mujeres que estaban prontas a retirarse, había tenido un hermoso día, y pese a que su cuerpo estaba adolorido, pues no fue una noche del todo cómoda para dormir, pero gracias al calor de Vanessa en su espalda y a la mano que la tranquilizó al parecer toda la noche, pudo conciliar el sueño. Seguían sin decir nada, hasta que finalmente Francisca se despidió, no quiso abrazarla porque sabía que si lo hacía, le esperaban minutos de bromas, cuestionamientos y preguntas incómodas de parte de Vanessa, y no quería eso. Necesitaba descansar para que su espalda no doliera. Así que solo miró a Akiko quien decía: "Gracias por todo, a ambas" y puso una de sus manos en la maquillada mejilla de esta, aquella que escondía una escena de la cual aún no se sentía preparada para hablar. Y con el pulgar la acarició sutilmente respondiendo de nada, al sentir el contacto fue instantánea su reacción; ladeó un poco la cabeza acercándose más a la mano de la contraria y moviendo suavemente su rostro para intensificar la caricia que un tímido pulgar hacía. Ambas cayeron en cuenta de que Vanessa seguía observando, siempre lo hacía, y para romper el hielo se soltaron, y estiraron cada una un brazo juntando los puños, chocándolos entre sí, solo les faltó llamarse "bro" la una a la otra.

Una vez en casa, Francisca se duchó y descansó sobre la cama mientras Vanessa revisaba su teléfono sin intención alguna de pararse. Conversaron del día anterior, de lo bien que lo pasaron nuevamente, de que la semana que Vanessa pasaría ahí podían llenarla de momentos así, y cada una daba ideas para hacer. Vanessa sabía que si bombardeaba a su amiga con preguntas o más bien deducciones de su hasta ahora arduo trabajo de investigación y observación, las cosas se pondrían tensas, no era momento para ello, ya vendrían más.

Vanessa ya estaba en su reunión y Francisca cocinaba algo para luego dedicarse a sus asuntos, entre ellos ir al centro del pueblo para verificar el avance de su anhelado proyecto. Así que aprovechó la tarde para pasear y hacer la hora para llevar de vuelta a Vanessa a su casa. Ya era de tarde, decidieron comprar algo para comer luego mientras elegían una película para ver. Cuando esta recién comenzaba, Vanessa comentó inocentemente:

-Podrías haber invitado a la vecina, a lo que Francisca respondió que no era necesario, pero Vanessa insistió, las razones que convencieron a Francisca de aceptar y terminar dando el número de su vecina a su mejor amiga fueron las siguientes:

-Ella lo está pasando mal, no hay que ser adivino para saber, hasta un ciego lo vería, pero cuando está contigo brilla. Con nosotras... quise decir con nosotras.

-El homofóbico está lejos y es su oportunidad para divertirse y salir de la rutina.

-Y no nos haría mal algo de compañía.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora