Primera cita.

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Cuando salieron del restaurante Shun propuso dar una vuelta nocturna por la orilla del lago, Pero Jena y Saiko no estaban en condiciones de seguir el ritmo, el cansancio se había apoderado de ellas apenas llegaron allí. Akiko supuso que era un buen momento para aclarar las cosas y ella aceptó ir, mientras que su hermana y su amiga volvían a casa. La noche era fresca, estrellada, después de la lluvia la vida nocturna del pueblo se reflejaba en la cantidad de personas disfrutando de un buen café o algún trago en uno de los bares, la época del año era perfecta para atraer turistas, pues era un pueblo interesante de conocer.

Caminaban sin decir nada mientras Shun buscaba en sus adentros el valor para confesarle su amor a Akiko, quien parecía estar en otro mundo, y lo estaba, recordaba aquella vez, antes de que todo empeorara, cuando pasearon con Francisca junto a Akari, o aquella noche con las luciérnagas en la que se apreciaba el mismo volcán nevado donde ahora posaba su mirada. Se veía hermosa, casi como si estuviera modelando para una importante revista y Shun ya no pudo resistir, la abrazó de improviso, lo cual sacó a Akiko de sus pensamientos para enfocarse en el presente, en el que ya no había ninguna duda respecto a sus sentimientos, tampoco existía el miedo, pues lo habían arrancado de su ser con los besos más dulces que haya probado y experimentado.

No respondió al abrazo de la mejor manera, puesto que sintió por primera vez los nervios de rechazar a alguien, nunca le había pasado antes, y no quería ser grosera en su manera de decir las cosas, pues la falta de experiencia podría traicionarla. Shun supo inmediatamente que algo ocurría, en realidad lo supo siempre, porque durante el tiempo que Akiko estuvo en Japón siempre mencionaba a Francisca y sus ojos se iluminaban de una manera diferente a cuando hablaba de cualquier otra cosa o persona. Lo supo por el abrazo espontáneo y hermoso que se dieron apenas se vieron, lo supo porque Akiko no había llegado la noche anterior a dormir y cuando apareció al día siguiente tenía una sonrisa en su rostro que aún mantenía.

Él finalmente le comunicó que necesitaba decirle algo importante y ella lo invitó a sentarse en una de las bancas a la orilla del lago.

-Akiko, sé que hemos sido amigos por un buen tiempo ya... Quizá sepas a dónde voy con esto, pero quiero que lo sepas de mi boca. Yo... Siento cosas por ti, muchas cosas que me hacen quererte y verte como algo más que una amiga.

-Shun, yo...

-Déjame terminar, por favor. Porque si no lo hago ahora no lo haré nunca y necesito que al menos me escuches.

Lo escuchó poniendo atención en cada palabra que decía, su confesión le pareció honesta, bonita, pero aunque quisiera no podría corresponder a los sentimientos de él, porque los suyos le pertenecían a otra persona. Llegó su turno de responder y aunque no sabía qué decir o hacer exactamente dejó que su corazón la guiara.

-Shun, primero quiero agradecer tu honestidad y tus hermosas palabras, las cuales me hacen sentido ahora. Confieso que no fue hasta esta tarde que me di cuenta de lo que sientes. No quisiera dañarte o darte alguna luz, porque eres un buen hombre y no mereces que jueguen con tus sentimientos, también porque en el fondo no quisiera perder tu amistad, la cual ha sido muy importante para mí todo este tiempo.

Respiró hondo pensando en todo lo que había pasado los últimos cuatro meses e incluso antes, cuando comenzaron sus problemas y cuando apareció la luz que los iría alejando de a poco.

-Las razones por las que no puedo corresponderte son porque eres mi amigo y no quisiera perder eso, y porque mi corazón le pertenece a alguien a quien amo.

-¿Es por Max? Shun no quería preguntar directamente, pero quería llevar la conversación a otro punto porque en el fondo, no quería escuchar la verdad.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora