Disculpa.

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La noche anterior después de brindar las tres vecinas, ahora amigas, se quedaron hasta acabar la botella, conversaron, rieron e incluso se tomaron algunas fotografías que le enviaron a Vanessa quien parecía muy feliz de verlas juntas nuevamente.

El frío las hizo regresar a la casa y cada una se fue a su habitación, Francisca y Akiko cruzaron miradas y una sonrisa cómplice para despedirse, Olivia ya se había ido y ellas parecían jugar a quemarse los ojos porque se miraban hace casi un minuto, cada una entró a su habitación sintiendo que flotaban, que la brisa que siempre las acompañaba ahora las unía en su calor. Francisca observaba la luna desde su ventana y agradecía al universo el poder estar ahí, el poder sentir nuevamente los latidos de su corazón que antes parecían dormidos. Akiko en su habitación apretaba una almohada sonriendo y suspirando. Ambas deseaban no tan secretamente que la noche pasara rápido, porque las ganas de ir a la habitación de la otra eran inmensas, ambas querían quedarse al calor que les brindaba la cercanía de sus cuerpos.

El domingo Francisca y Olivia salían a correr, Akiko las acompañó junto a Akari, pero debido al dolor de su pie, decidieron caminar lentamente mientras disfrutaban de la compañía del sol, era temprano y ya estaba soleado, ideal para un chapuzón y después retornar a casa, eran un par de horas de viaje en auto.

Olivia dijo que correría un momento, dándoles así el espacio para que pudieran conversar, y así lo hicieron, siguieron caminando mientras sostenían una cordial conversación.

-¿Cómo estás?

-Ahora mejor, ¿y tú?

-Mejor también. Ambas sonrieron.

Caminaron por la orilla del mar y conversaron acerca de cómo se sentía Akiko; del dolor en su pie, de cosas básicas y aleatorias, hasta que se sentaron en la arena frente al mar con una manta, la brisa corría haciendo alborotar sus cabellos, pero entre ellas se miraban y reían, era como si jamás hubiera pasado ese mes sin hablar, como si tuvieran incluso más comunicación que antes, o quizá se extrañaron tanto que intentaban recuperar el tiempo perdido.

-Francisca, yo te debo una disculpa... Dijo Akiko muy nerviosa, al fin estaba haciendo lo que tanto le costó.

-Te escucho.

-Antes que todo, de verdad quisiera disculparme por mi comportamiento todo este tiempo, sobretodo estos últimos días. No es una excusa pero no ha sido fácil, he intentado seguir mi vida y rehacer lo que tenía pero no puedo. De verdad he intentado que todo esté bien con Max y seguir, pero no puedo y me siento frustrada, vacía, sin un propósito claro, y la mala suerte se empeña en hacerme compañía últimamente... Yo tengo rabia, y no sé por qué me desquito contigo, bueno creo que sí sé... -Hubo un pequeño silencio-. Me daba rabia no tenerte, digo, que no estuvieras conmigo cuando te necesité, y supongo que me daba más rabia verte con Olivia y sentir que me estabas... ¿reemplazando? Sabes que no tengo personas cercanas aquí, solo mis compañeros de trabajo, pero no es lo mismo, y bueno, ahora me junto con Olivia, -rió-, no creía que podría pero me cae bien, es inevitable. -Francisca sonrió-.

-Siento haberte hablado así y pasarte a llevar, no lo mereces, tú solo querías ayudar y yo fui muy egoísta al pensar en cómo yo me sentía solamente, pero cada vez que intentaba acercarme a ti, sentía más rabia y con todo lo que me pasó ayer exploté, pero exploté contigo y tú no tienes la culpa, bueno sí, un poco -sonrió- por dejarme sola. Dijo haciendo un puchero. Francisca la miró entrecerrando los ojos, como juzgándola.

-Tú me alejaste... Mira, yo entiendo que quizá todo ha sido difícil, que probablemente no lo has pasado bien, que estar con Max te hace mal, y que quizá te dolió nuestra lejanía, no creas que a mí no, pero fue tu decisión y eres una adulta que debe hacerse responsable de eso, si yo no te entendiera, o no me importaras, no estaría aquí, pero te entiendo, y me importas... Yo solo quiero ayudarte, no hablemos de nada que sea incómodo para ti, cuando estés lista para hablar ciertas cosas, lo haremos yo seré paciente, pero no estás sola, me tienes a mí, a Vanessa, a Olivia, a tu hermana, a Akari y Tora y todos queremos verte bien, que seas feliz, que brilles como lo haces cuando cantas, que todo se ilumine alrededor cuando tu estés ahí, porque eso es lo que mereces, no menos.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora