Esos ojos Japoneses

Dudas.

Debían volver después de almuerzo, buscarían algún buen lugar cercano para hacerlo. Era domingo y al día siguiente debían volver a la realidad, al menos Francisca quien debía retomar su trabajo, a Akiko le quedaba una semana de descanso por indicación médica, el mismo tiempo que estaría Jena con ella. También debía volver a Japón a retomar su rutina. Esta había sido una excepción por Akiko, pero debía incorporarse prontamente a un nuevo proyecto de arquitectura en el cual era una de las principales arquitectas que pertenecía al grupo a cargo.

Encontraron un hermoso lugar a medio camino de vuelta a casa, parecía rústico pero era muy acogedor, y qué decir de la comida y la atención, realmente había sido todo un acierto llegar ahí. Compartieron un agradable almuerzo lleno de cierta nostalgia de parte de Akiko, tenía un presentimiento que no sabía cómo interpretar, pero que la estaba haciendo doler un poco el pecho. Lo atribuía al hecho de que su hermana se iría pronto y que probablemente esa semana no podría ver a Francisca tanto como la anterior, o compartir cosas como las que ya estaban escritas detalladamente en su agenda. En el fondo sabía que había algo más, pero podía ser confusión tal vez.

Después de almorzar caminaron un momento alrededor de parte del lago que rodeaba el restaurante, para pasear a Akari.

-¿Qué harás con Max? Dijo Jena sin siquiera pensarlo, ellas la miraron pensando a qué se refería exactamente, de cierta manera se sentían partícipes del motivo de esa pregunta.

-¿Qué? Dijo Akiko con cara de duda.

-Ya sabes... ¿por qué no está aquí cuando debería ser quien más se preocupe de ti y de tu estado? Eso la hizo estremecer, ni siquiera había pensado en ello, porque la compañía que tenía en esos momentos no la cambiaría por nada en el mundo, solo faltaría Tora y completaría su felicidad, no pedía más.

-Él tiene que trabajar...

-Francisca también tenía que hacerlo. Jena era demasiado directa y muchas veces no tenía filtro para decir lo primero que se le venía a la mente.

-Ammm. Akiko no sabía qué responder a eso, era la mismísima verdad y lo sabía, pero no lo había pensado de esa forma. Para ella la compañía de Francisca era algo casi obvio, no se imaginaba ya la vida sin que la acompañara en todo, aunque no estuviera cerca físicamente, siempre estaba.

-Ammm supongo que él no puede tomarse ciertas libertades. Supo que sonó mal, o al menos no fue muy amable de su parte sabiendo todo el esfuerzo que había hecho Francisca para estar ahí.

-Permiso. Dijo Francisca levantándose de su lugar para caminar con Akari un poco más allá y darles nuevamente el espacio a las hermanas.

-Eso no fue nada amable, se sintió mal. Yo creo que tendrás que disculparte. Tendrás que encontrar una manera...Dijo Jena levantando ambas cejas con un tono de picardía.

-¿Por qué dijiste eso? Respondió sin seguirle el juego a su hermana.

-Porque es la verdad. Si mal no recuerdo ella es tu vecina, la que conoces ¿hace cuánto? ¿medio año? si es que no es menos. Dijo haciendo un gesto como calculando el tiempo. ¿Tú ves aquí a alguna vecina mía? Porque apuesto lo que quieras a que si la situación hubiera sido al revés, ella si estaría acompañándote en Japón para verme. ¿O me equivoco?

Akiko sonrió al crear una imagen mental de lo que había dicho su hermana. Juntas en Japón sería una maravilla, paseando bajo los cerezos en flor con el Monte Fuji como testigo de sus aventuras. Fue una imagen que duró poco porque su hermana siguió hablando.

-No digo que esté mal, no te voy a cuestionar ni a juzgar, pero los vecinos no tienen ese tipo de cercanía, no sé si me entiendes. Quizá se hicieron muy amigas y es totalmente entendible, porque si es el caso, es una hermosa amistad que espero perdure en el tiempo. Pero aquí yo veo algo más, tal vez me equivoco, pero apostaría a que no, yo veo que muy evidente que ustedes se aman, si ese es el caso espero que sea así por la eternidad...