Envidia.

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P.O.V FRANCISCA.

La vi entrar con la mirada directo hacia mí, como si supiera exactamente lo que pasa, como si viniera directamente a reclamar algo que no le pertenece. Es una mujer muy hermosa, no puedo negarlo, su vestimenta era diferente a lo que solía usar en el trabajo, y su natural sensualidad y ternura se mezclaban en una mirada que era solo para mí. Honestamente, era la primera vez en muchos meses que volvía a ver esa mirada, y ahora estaba ahí frente a mí. Libertad hace mucho tiempo atrás me había confesado sus sentimientos y al no corresponderlos, todo cambió. Ella siguió trabajando en la clínica, porque realmente lo necesitaba para ayudar a su familia y continuar sus estudios, me prometió que nunca más volvería a confundir las cosas y así fue, hasta ahora.

No quería problemas, y sabía que en el fondo a Akiko no le hacía gracia que ella siguiera trabajando allí, pero no podía despedirla si realmente necesitaba el trabajo, finalmente, yo me conozco, y sé que jamás la miraría de otra manera porque el amor que siento por Akiko es lo más hermoso y profundo que puede pasarme, y quiero vivirlo a diario, pero hasta el minuto no he sabido como pedírselo, llevo un tiempo planeando pedirle matrimonio y no he encontrado la manera de hacerlo, quiero que para ella sea algo inolvidable, algo perfecto, ella lo merece.

Tontamente confié en Libertad y en que decía la verdad respecto a no sentir nada por mí, pues así lo demostraba a diario y yo me sentía tranquila. Fuera de eso, Olivia estaba muy ocupada en un nuevo caso, y Vanessa estando lejos y ocupada, y repito, tontamente confié en Libertad.

Akiko siempre ha tenido acceso a todas mis cosas, jamás le he escondido nada, porque no tengo nada que ocultar, jamás podría mentirle, y siento que lo hago al decir que no pasa nada, cuando en realidad lo que pasa es que quiero pedirle que sea mi compañera de vida hasta viejita y no sé cómo hacerlo, y eso me ha tenido mal, porque tampoco sé si ella querrá pasar por el estrés de lo que significa estar comprometida, ella lo estaba cuando la conocí y su vida no era nada fácil. Tengo miedo de perderla, de que su respuesta sea no, siento mil dudas que no me dejan hacer lo que más quiero.

Esta noche, apenas la vi entrar lo supe, era su culpa y lo había planeado lentamente aprovechándose de mi despiste. Akiko debe haber escuchado algo y haber mal entendido las cosas, aun estando ebria puedo saber que eso es exactamente lo que pasó.

Fin P.O.V Francisca.

-Debo llamarla.

-No. Ella no quiere verte y es mejor así.

-Ella tiene que saber la verdad.

-Ya la sabe, y por eso no quiere verte.

-¿Qué hiciste?

-Lo que quería hace mucho, alejarlas.

-¿Por qué haces esto, Libertad? ¿Por qué te quieres tan poco?

-Porque te quiero más a ti.

-Pero yo no, yo la amo a ella, y tú lo sabes. Dijo con rabia, intentando marcar el número de Akiko.

Contestaron del otro lado pero no dijeron nada.

-Akiko, mi amor. Soy yo, ya entendí lo que pasó y de verdad no es lo que crees, por favor escúchame.

-¿Estás ebria, Francisca? Luego de unos segundos sin respuesta volvió a hablar. Amo...¡Francisca!

Libertad le arrebató el teléfono de las manos y le dijo que estaban juntas y que debía aceptarlo. Inventó una historia acerca de todo, y Akiko solo la escuchaba.

-Akiko, ¡Te amo! Por favor perdóname. Decía Francisca llorando.

Akiko estaba rota por dentro, escuchar a Francisca llorar le partía el corazón y sabía que debía afrontar esta situación lo antes posible, sino se volvería loca, su corazón le creía a su amada, su cabeza no dejaba de suponer distintos escenarios y su corazón martillaba como un loco haciendo subir y bajar su pecho con rapidez. La confusión era evidente, pero como siempre; se guiaría por la intuición, y esa siempre le decía que siguiera al corazón, y así lo hizo, sabía justamente donde encontrarlas.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora