Vacaciones

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Akiko pasó gran parte de la noche en vela, vigilando a Akari que ya se sentía mucho mejor, y porque no paraba de pensar en las palabras que había dicho, no sabía por qué se sentía tan mal al recordarlo, no era la primera vez que peleaba a gritos con alguna amiga, pero esto le dolía, recordaba los ojos de Francisca, llorando sin parar, era como ver los ojos de un cachorrito abandonado. Ese recuerdo le hacía doler el pecho convirtiéndolo en una punzada que se apretaba cada vez que respiraba. Sabía, tenía muy claro que debía hacer algo, pero no sabía qué, ni cómo. De pronto tuvo una idea, y fue a la cocina. Recordó que en la noche de confesiones Francisca le dijo que amaba el pastel de chocolate-frambuesa con almendras tostadas.

Horas más tarde llegó a casa de Francisca con el pastel en una mano, y Akari en la otra, para su suerte y como nunca, el portón estaba abierto, ahora solo debía tomar valor y golpear la puerta que estaba frente a sus narices hace cinco minutos y medio. Tocó.

Francisca se paró molesta de la cama en dirección a la puerta, no estaba de humor, no quería nada. Amaba los días grises y nublados con todo su ser, lamentablemente este era distinto, otra sensación no muy agradable la había hecho quedarse en cama sin querer saber de nada ni nadie. Había pasado gran parte de la noche llorando, recordando las palabras y la ira en la voz de Akiko. Probablemente lo mejor era alejarse de ella por tratarla así, pero pensar eso era doloroso, no sabía por qué le dolía tanto, pero sentía como si su alma se encogiera de solo imaginarlo.

Cuando abrió la puerta tuvo la extraña sensación de que el sol se asomaba por ella, dándole la calidez de un nuevo día soleado. No sabía si era realmente así, o la tierna imagen de la presencia de Akiko bajo el umbral de su puerta sosteniendo un bulto que parecía ser un pastel y ¿Akari? Sí, Akari. Todo eso hacía que el lugar se iluminara por completo.

Sea como fuere, antes de arrojar un hola para iniciar la conversación sus tripas le jugaron una mala pasada, sonando casi como una juguera, a lo cual la mujer que sostenía el pastel sonrió y estiró su mano invitándola a comer.

Se miraron y sonrieron, no era necesario decir mucho, la forma en la que ellas se comunicaban era extraña, pero ellas se entendían, no sabían cómo, pero cada una por su parte sabía que la otra la entendía. Era extraño, pero tan real que estaba sucediendo ahí mismo mientras compartían un pedazo de pastel y un café. Hasta que Akiko rompió el hielo diciendo:

-Aún no quiero hablar de "esto". Dijo apuntando a su mejilla que permanecía tapada por un pañuelo y miraba al suelo todo el tiempo.

-Pero he venido a disculparme. Sé que lo hice ayer, sé que no es suficiente con un pastel, y sé también que si quieres mandarme a la mierda es porque lo merezco. De verdad lamento lo que dije.

Siempre hablaba mucho cuando estaba nerviosa y esta vez lo hacía mientras Francisca la escuchaba con cara de póker, hasta que se levantó del piso metálico en el que estaba sentada en la cocina con su taza de café y dejándola atrás se sentó en el sofá junto a la chimenea, el día estaba nublado y la chimenea temperaba toda la casa, Akari estaba en su camita con una manta encima, dormía.

Mientras Francisca caminaba al sofá dándole la espalda a Akiko, sonreía, parecía enojada pero en realidad la había perdonado desde que cruzó la puerta con un pastel y Akari. Pero quería conocer un poco más a su vecina, le gustaba observar el comportamiento de la gente para saber dónde atacar, en el buen sentido, claro. Francisca sospechaba que algo andaba mal, y necesitaba para lograr su cometido, que Akiko se sensibilizara para que pudieran hablar y así ayudarla.

Akiko tomó como un rechazo la actitud de Francisca quien ya estaba de espaldas a ella, sentada, con las piernas cruzadas envuelta en una manta y bebiendo café. Así que tomó sus cosas, fue en busca de Akari y la detuvo una mirada y el gesto de una mano que le indicaba que se sentara a su lado, así que lo hizo. Ahí estaban, ambas mirándose de frente.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora