Todo claro.

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P.O.V FRANCISCA

Durante la ausencia de Akiko no dejé de verla ningún día en algún rincón de su casa, de la mía, de la veterinaria, del pueblo, de mi mente, de mi corazón y de mi alma, porque esa mujer estaba tatuada en mi alma, metida tan dentro de mi ser que muchas veces creí que su imagen era real y cuando me acercaba todo se desvanecía tan lentamente que me desgarraba el alma. Ahora sí era real, desperté con la sensación de sentirme completa, llena de sus caricias, de sus besos, de sus abrazos, de su aliento, de su mirada, de sus cabellos envolviendo las sábanas y de su olor llenando todo el vacío que había dejado con su partida.

Cuando desperté supe que ya no era un sueño, al parecer mis intentos por imaginarla resultaron mejor de lo que pensaba porque todo ahora era más real que mi propia existencia. Ella permanecía entre mis brazos, profundamente dormida como si la calma la rodeara. El rostro de la mujer más hermosa del mundo descansaba en mi pecho, del que salían los suspiros más inspiradores que el mismo aire pudiera presenciar, como si todo en la habitación flotara junto a nosotras.

Acaricié su cabello dejando que mi mano lo recorriese lentamente mientras que en mi cara aparecía una enorme sonrisa. Miré hacia la ventana, sintiendo profundamente aquel momento, no importaba nada más, quería vivirlo y recordarlo para siempre. Lo único que me importaba ahora era su hermoso rostro descansando en mi pecho, el calor que cubría la totalidad de mi cuerpo y el cálido y suave aliento de ella que se esparcía llegando hasta mi cuello. Acerqué mi boca a su frente para besarla cuidadosamente, nos quedamos acurrucadas, perdidas la una en la otra, incluso más cerca. Me percaté de que no se había movido ni un centímetro y me incliné para contemplar desde un mejor ángulo su cara. Sus pestañas descansaban y sus labios permanecían ligeramente separados. Me quedé abrazándola hasta que las curvas de mi cuerpo encajaron completamente con el de ella.

No pude dormir nuevamente, todos mis sentidos parecían estar despiertos, me sentí fascinada y plena, completamente embriagada de su amor. Todos los temores que permanecieron junto a mí durante ese tiempo se esfumaron, mis ojos se quedaron fijos en ella y mientras la observaba, sentía que su piel me llamaba, me provocaba, mi nariz que la rozó despacio se impregnaba de su perfume. Respiré hondo, enamorada de ese aroma, de ese que tantas veces extrañé abrazando una prenda, ahora estaba en su cuerpo bajo el manto de mi calor, de mis huellas. Ya no tenía que imaginarla, ella estaba ahí.

No pude evitar sonrojarme cuando recordé que anoche que cambió todo entre nosotras, no creí que pasaría de esa forma pero había sucedido. Fue una noche realmente hermosa, hicimos el amor tantas veces que no puedo recordar con exactitud cuándo terminábamos y cuando comenzábamos de nuevo, sentir que nuestros cuerpos se derretían al mismo tiempo quemándose, ardiendo del deseo infinito que nos manejaba, sentir esa conexión que el tiempo no pudo borrar, verla despertar en mi cama, sentirme amada de esa forma son cosas tan bellas que me hacen suspirar más de la cuenta, haciéndome entender en carne y hueso lo enamorada que estoy. La realidad era una sola y era la definitiva; nos amábamos.

Fin P.O.V FRANCISCA

P.O.V AKIKO

Abrí mis ojos pestañeando lentamente divisando la luz del sol que se colaba por la ventana, hoy todo parecía tener un color más nítido, todo era bonito, incluso la tormenta y los truenos de los que me olvidé por completo al dejarme llevar sobre su cuerpo, que ahora descansaba junto al mío, no dejó de abrazarme en toda la noche, lo cual me hizo sentir más segura que nunca en mi vida, una sensación de felicidad y timidez recorrían mi piel mientras pensaba en la noche anterior, ni en mis más grandes fantasías pude imaginar lo que sentí; ni el Big Bang fue tan intenso como la mezcla de sentimientos que sintieron mi alma, mi cuerpo y mi corazón. La observé dormir mientras recostaba mi cara en su pecho, sus ojos estaban cerrados, y sus pestañas eran tan grandes como mis ganas de besarla, pero se veía tan tierna durmiendo, a veces hacía un gesto con su boca o balbuceaba cosas, lo que me parecía adorable, siempre tenía energía hasta para discutir en sus sueños. Sus labios parecían desgastados de tanto besarme, sus brazos me rodeaban y yo me sentía la persona más importante en todo el universo. Bostecé y me acomodé en su pecho para hacerme la dormida, quería sentirla despertar, quería que se sintiera tan feliz como yo y creo que así fue porque lo primero que hizo fue soltar un respiro y besar suavemente mi frente, la escuché decir te amo en voz baja un par de veces, las mismas que me delataban dejando en evidencia que no dormía, más bien disfrutaba el momento, disfrutaba de estar tan enamorada.

Esos ojos JaponesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora