ʚ 08 ɞ

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En la penumbra de la noche, Jimin yacía llorando desconsoladamente sobre el pecho de Jungkook, su amado demonio. El ángel sentía el ardor punzante y el dolor que recorría su cuerpo, mientras cada mínimo tacto sobre él le causaba una intensa incomodidad. Los susurros de consuelo de Jungkook se perdían en el aire, incapaces de aliviar el tormento que sufría su bello ángel.

El demonio, angustiado y sin saber cómo ayudar, solo podía contemplar impotente la desgarradora escena. Sus ojos oscuros estaban llenos de dolor y culpa, pues no podía evitar sentirse responsable por la aflicción de Jimin. A pesar de sus esfuerzos por protegerlo, su amado ángel había sido víctima de algún acto atroz y lastimosamente, sabía que nada podría remediarlo por completo.

Pero... ¿Cómo habíamos llegado a ello?

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La pareja había acordado reunirse una vez más en el íntimo manzanar, lugar donde compartían cada uno de sus momentos de pasión y amor prohibido. Aquella tarde, Jimin llegó más temprano de lo habitual, ya que había cumplido con todas sus responsabilidades como ángel de la bondad. Desde asistir a las reuniones en el reino celestial, ayudar en la creación de nuevos campos de flores y árboles, hasta compartir risas y alegría con los niños en una fiesta. Todo lo hizo con diligencia, consciente de que después de todo eso, se encontraría con su ser amado, el demonio Jeon Jungkook.

Habían pasado más de cuatro meses desde que comenzaron a verse en secreto, y para Jimin, cada encuentro reafirmaba la magnitud de su amor. Sentía que lo que ambos compartían era verdaderamente extraordinario.

El ángel se sentó cerca del borde del precipicio, sintiendo cómo la suave brisa acariciaba su rostro perfecto. Sus ojos verdosos se perdían en el horizonte, donde el pueblo cercano se preparaba para volver a sus hogares y descansar. Con una sonrisa en su rostro, Jimin esperaba ansiosamente la llegada de Jungkook, imaginando el encuentro lleno de ternura y pasión.

Sin embargo, algo en el ambiente cambió. Jimin percibió una presencia detrás de él y giró su rostro, creyendo que era su amado demonio quien lo sorprendía. Pero no fue así.

En su lugar, se encontró con un humano castaño que lo observaba detenidamente. A pesar de la cálida sonrisa que Jimin le ofreció, no recibió más que una mirada extrañamente penetrante y silencio incómodo. El ángel sintió una ligera incomodidad que se apoderó de él rápidamente, preguntándose quién era aquel humano y qué motivo lo llevaba a estar en ese lugar.

Jimin mantuvo su compostura, pero algo en su interior le decía que aquella presencia no era casual. Con cuidado, decidió hablar, buscando disipar la tensión que se había creado.

-Hola, ¿puedo ayudarte en algo? -preguntó el ángel, intentando ocultar cualquier indicio de nerviosismo.

El humano continuó observándolo en silencio, como si estuviera evaluando cada uno de sus movimientos y palabras. La incomodidad de Jimin creció, pero decidió mantener la calma, sin saber qué esperar de aquel extraño encuentro en medio de su lugar secreto de encuentro con Jungkook.

-Eres un ángel.

En medio de aquel oscuro y traicionero encuentro, Jimin se vio descubierto por el humano, cuyo tono susurrante era como un escalofrío que recorrió su pequeño cuerpo. Negar su naturaleza angelical se volvió inútil cuando aquel hombre señaló sus alas, que habían emergido de su escondite por el nerviosismo de la situación.

Nuestra historia entre tus dedos ‹𝟹 Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora