La fuerza en sus piernas menguó de repente, como si el peso del mundo se hubiera asentado en sus huesos. Su cuerpo se precipitó hacia el suelo, sus rodillas encontrando el suelo con un golpe sordo. Sin embargo, el dolor físico era insignificante en comparación con el tamborileo frenético de su corazón, un eco ensordecedor que resonaba en su pecho mientras esperaba ansiosamente las palabras que estaban por llegar.
Yoongi avanzó con una calma sorprendente, su figura cercana irradiando una mezcla de apoyo y preocupación fraternal. Con un toque cuidadoso, ayudó a Jungkook a enderezarse y lo condujo de regreso al borde de la cama. Los ojos púrpuras del demonio destellaban con una luz inusualmente suave, su mirada se encontró con la del humano en un gesto de consuelo silencioso.
—Será mejor que te quedes sentado, no querrás empeorar las cosas —aconsejó Yoongi, su tono calmado contrastando con la agitación del momento.
Seokjin asintió en confirmación, asumiendo su papel de chico preocupado. Sus ojos se posaron en Jungkook con una mezcla de inquietud y cuidado, reconociendo la importancia de las palabras que estaban a punto de ser reveladas.
—¿Y? —la voz de Jungkook temblaba ligeramente, llena de anticipación y ansiedad. La respuesta que había esperado durante tanto tiempo estaba al alcance de su mano, y la tensión se reflejaba en cada latido de su corazón.
La mirada de Yoongi se deslizó hacia el ángel de la honradez, un gesto que cedía el protagonismo a Seokjin. El rubio asintió con solemnidad y se acercó a Jungkook. Sus manos encontraron las del humano, un contacto que irradiaba una calidez que iba más allá de la piel.
—He encontrado una solución a la maldición que los afecta, Jungkook —la voz de Seokjin era como una caricia suave, un susurro cargado de paz y esperanza. Los ojos del ángel encontraron los del humano, una conexión que trascendía las palabras. —Pero, me preocupa el camino que deberás tomar para alcanzarla.
Las palabras de Seokjin resonaron en el aire, un eco cargado de seriedad y pesar. Jungkook lo observó con ojos inquisitivos, su mirada buscando respuestas a las preguntas que latían en su pecho.
—¿Por qué te preocupa tanto? ¿Qué se supone que debo hacer? —preguntó, su voz vibrando con una mezcla de urgencia y expectación. En sus ojos avellanas había una súplica silenciosa por entender y, tal vez, encontrar una solución más llevadera.
Los ojos del ángel se encontraron con los del demonio, como si en ese breve intercambio de miradas se hubiera buscado una aprobación tácita para revelar lo que estaba por venir. La tensión en la habitación aumentó, como si el futuro mismo dependiera de las palabras que estaban a punto de ser dichas.
—Debes olvidar el amor que sientes por Jimin, debe ser auténtico —las palabras de Seokjin brotaron como un susurro, como si cada una cargara un peso que se negaba a ser ignorado. La luz de esperanza que había iluminado el rostro de Jungkook comenzó a palidecer, como si las palabras estuvieran apagando una llama interna.
El golpe emocional fue palpable. Las palabras resonaron en el aire como un eco doloroso, una sentencia que llenaba la habitación de un aire pesado y asfixiante. La voz de Seokjin se desvanecía, como si la distancia entre él y Jungkook aumentara con cada sílaba pronunciada.
El corazón de Jungkook comenzó a palpitar con una intensidad descontrolada, una avalancha de emociones que amenazaba con arrastrarlo. Un temblor sacudió su cuerpo, como si las palabras hubieran tenido el poder de alterar su propio ser. La ansiedad lo invadió, su respiración se volvió entrecortada mientras luchaba por mantener el control.
El agarre de las manos de Jungkook en las de Seokjin se soltó de manera abrupta, cayendo como un lastre. Su mirada descendió hacia el suelo, y comenzó a respirar por la boca, como si buscara llenar sus pulmones con el aire que le faltaba. El caos parecía reinar en su interior, una tormenta emocional que lo sacudía con violencia.
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Nuestra historia entre tus dedos ‹𝟹 Kookmin ; 국민
FanfictionDonde JiMin es el ángel de bondad, siendo una criatura muy curiosa, decide bajar hacia el mundo de los humanos para observar de cerca su extrañas danzas. Se topa con el demonio de la lujuria, lo que solo provoca que entre ambos una conexión crezca...