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—Solo se muestran estas imágenes, el hospital no tiene más cámaras por los alrededores —Jungkook alzó la vista de la pantalla y clavó sus oscuros ojos en el guarda de seguridad del centro de salud. No habían dejado que tan siquiera amanezca, Jungkook y Nara emprendieron viaje nuevamente hacia el hospital, donde fueron recibidos por las autoridades locales y las del hospital—. Lamentamos no brindar mucha ayuda. Sin embargo, los oficiales ya comenzaron una investigación.

—Más les vale, Jimin debe aparecer muy pronto.

La castaña miró al chico que tenía a su lado. Jungkook está muy enojado con todo el mundo, incluso si pudiera echar humo por los oídos lo haría. De su rostro no abandona esa facción dura, seria, poco característica de él y bueno, eso la asusta un poco.

Porque no sabe de lo que él podría ser capaz de hacer.

El guarda de seguridad asiente ante las palabras de Jungkook y se retira con la tableta en sus manos, yendo a colaborar con información poco servible a la policía.

¿Por dónde podrían buscar? ¿Por dónde empezar? ¿A dónde iría Namjoon?

—Jungkook... —la voz de la mujer suena lejana para él, está sumido en sus pensamientos, necesita a Jimin ya. Es nefasto que el psicólogo haya hecho un acto como estos. Sobre todo cuando Jimin está muy mal herido—. Jungkook.

Está seguro que apenas vea al moreno, lo primero que hará es matarlo con sus propias manos. No debió nunca meterse con su ángel, probablemente ahora lo esté lastimando de cualquier forma, pero está seguro de que, lo hará con la que mejor maneja. Psicología.

—Jungkook.

Parpadea y mira a su suegra, ella le mira preocupada, su ceño está fruncido al igual que sus labios. Está preocupada por los pensamientos instrusivos que probablemente, Jungkook está teniendo.

—¿Estás bien? —él la mira por unos instantes pero luego asiente, haciendo que Nara relaje la mirada—. Vamos a comer algo, no puedes estar con el estómago vacío por más tiempo.

—No tengo hambre.

—Pero debes de comer algo, anoche no lo hiciste, así que hoy debes hacerlo.

Jungkook suspira y termina asintiendo a lo que la mujer le dice. Le reprendió camino hacia alguna cafetería, Jungkook debía comer al menos un pastel, su estómago estaba completamente vacío y podía afectar más adelante si el castaño seguía estresandose tal y como lo está haciendo ahora.

Llegaron y se sentaron, pidiendo algo ligero como lo es café y pan, nada más.

Nara no quería que el silencio que se había creado entre ellos dos surgiera a uno más incómodo. Jungkook miraba por la ventana más cercana que tenían a la mesa, tratando de esclarecer sus pensamientos e ideas, ya sabe lo que quiere hacer una vez que encuentren a Jimin y a Namjoon. A este último estaba más que seguro que lo mataría a golpes, o quién sabe de qué otra forma, pero le hará saber de la forma más dolorosa que con su novio no debió meterse, ni siquiera mirarlo.

—Sabes... Has cambiado mucho a Jimin.

El castaño dirige su atención hacia la mujer, que juega con el esmalte púrpura de sus uñas, no levanta la cabeza pero sabe que él ahora está con sus ojos sobre ella.

—¿En qué aspecto?

—Él odiaba las fechas especiales —Jungkook abre ligeramente los ojos ante ello. Se acomoda mejor en su asiento para prestar atención a su suegra—. Evitaba las fechas navideñas, su propio cumpleaños e incluso el de nosotras —la mujer suspira y levanta por fin la vista, encontrándose con los ojos oscuros de Jungkook, atentos ante ella—. Este año fue algo diferente, pasó navidad con nosotras... La primera después de que su padre falleció.

Nuestra historia entre tus dedos ‹𝟹 Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora