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Dos años después.

La pareja era tan feliz como desde el primer día que empezaron a ser novios. Su relación era simplemente la mejor, no había discusión ante ello.

Tenían sus pequeñas discusiones, unas más graves que las otras pero sabían resolverlas.

Se habían mudado unas semanas después de casarse del departamento de Jungkook a una casa que entre Hyunbin y Nara compraron para la pareja como regalo de bodas. A ambos les sorprendió en gran manera, nunca habían esperado un regalo de bodas como ese. Y allí han estado viviendo desde entonces.

Jungkook creó su propia compañía de fotografía, pequeña, pero atraía a los clientes suficientes para hacer dinero y no dejarla en el olvido. Taehyung se le unió y después de él, Seokjin, quién empezó a interesarse en las cámaras y en los hermosos momentos que se pueden capturar gracias a ellas.

Pero, no es lo único novedoso en el matrimonio.

Después de que cumplieron su primer aniversario de casados, Jimin empezó a hablar con Jungkook sobre tener hijos. Sí, hijos. Jimin quería ser padre, y por su puesto, su esposo no se lo negaría.

De hecho, él también quería pero no sabía cómo meterlo a la conversación.

A finales del año, decidieron adoptar a unos mellizos en el orfanato de Seúl. Una hermosa niña y un bello niño de tan solo un año de edad.

Ambos han hecho un gran trabajo siendo padres. Les dan todo a sus hijos, Chaewon y Jungwon. Están atentos a todo lo que ellos necesitan, les dan la atención necesaria y los miman mucho, pero no excediendo los límites, no quieren mal educarlos.

Cuando los niños cumplieron once años y era momento de entrar a la escuela secundaria, Jimin estaba paranoico. Estar en un nuevo lugar y no conocer a nadie era terrible, y él más que nadie lo sabía.

—Amor, ellos podrán hacerlo —su esposo llegó a sus espaldas y acarició sus hombros lentamente, logrando llenarlo de una tranquilidad inédita—. Hay que dejarlos que se defiendan un poco.

—Pero... ¿Y si alguno de esos niños quiere pasarse con ellos? —el rubio voltea a mirar a su esposo y lo abraza por el torso, viéndose notablemente preocupado. Sus niños son lo más importante que tiene en la vida junto con su esposo. No quiere que nada les pase.

—Entonces tomaremos cartas en el asunto. No podemos interferir en que ellos no hagan amistades y conozcan un poco más del mundo que nos rodean.

Todo parecía ir bien los primeros meses de estudio para ellos. Hasta que solo...

—¡No quiero ir más a la escuela! —Chaewon gritó y tapó su rostro con la sábana de su cama, no queriendo salir de la misma.

Jungkook quedó petrificado allí, viendo con ojos grandes como su pequeña le había gritado de tal forma, cosa que no era común en ella. Miró hacia la cama de Jungwon y él tampoco quería salir de su refugio.

—¿Están enfermos? Vamos~ tienen que ir a la escuela, están en época de exámenes —los niños negaron ante aquello.

Jimin se asomó por la puerta con su rostro palpante de preocupación. Él siente en su interior que algo va mal, porque los niños siempre quieren estar en la escuela, incluso se ponen tristes cuando ellos los van a buscar. No quieren irse.

El rubio se acerca y se sienta en la cama de su pequeña princesa. Con cuidado de no alterarla, toma el borde de la sábana y la levanta lentamente, descubriendo el rostro de su pequeña, sonrojada y con lágrimas en sus mejillas. Jimin se sorprende y con suma delicadeza, atrae el cuerpo de su hija hacia su pecho, arrullando para que deje de llorar.

Nuestra historia entre tus dedos ‹𝟹 Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora