—¿Estás listo o aún no?
Jungkook alza la mirada y se encuentra con su hermano en su forma demoníaca. Yoongi está de brazos cruzados, apoyado contra la pared. Su cabello plateado cae con gracia por sus hombros, y sus ojos púrpuras observan al humano con una mezcla de curiosidad y seriedad.
La mañana siguiente había llegado, junto con el despertar de Jungkook al lado de Jimin, quien había aceptado quedarse a dormir con la condición de que Jungkook visitara su casa el miércoles, ya que tenía el día libre. Jungkook aceptó gustoso, y ambos durmieron abrazados y felices.
Cuando el moreno abrió los ojos, encontró a Jimin ya ocupado preparándose para ir a trabajar. Sin importar lo somnoliento que se sentía, se levantó para despedirlo con un tierno beso en la puerta.
El día había transcurrido con normalidad hasta la tarde, momento en el que se encontraban ahora. Su hermano Yoongi había aparecido de repente desde las sombras de la cocina, observando a Jungkook mientras este estaba sentado en el sofá.
—¿Listo de qué hablas o qué? ¿Me he perdido de algo? —pregunta Jungkook, desviando su mirada hacia su hermano mientras cambiaba de canal en el televisor.
Yoongi entrecierra los ojos levemente y niega con la cabeza, a veces parecía como si su hermano estuviera perdido en el mundo de los idiotas.
—Está hablando del ritual, bobito —interviene Seokjin, apareciendo de forma sigilosa junto a la ventana y dirigiendo una media sonrisa a Jungkook.
El joven abre la boca en señal de comprensión, cómo pudo haber olvidado ese importante evento.
—Ah, sí, estoy totalmente listo —responde Jungkook con entusiasmo.
Yoongi asiente solemnemente y se acerca a Jungkook. El joven apaga la televisión y se levanta de su asiento mientras Seokjin cierra las cortinas, sumiendo la sala en penumbras.
El demonio extiende sus manos hacia un espacio vacío en la sala, y sus ojos púrpuras comienzan a brillar intensamente. Comienza a susurrar palabras incomprensibles, un poema que, para Jungkook, parece esencial para el ritual. Sin estas palabras, el ritual carecería de sentido.
En el suelo, empieza a dibujar un patrón con seis puntas utilizando sangre, y alrededor de este patrón, coloca seis velas en cada una de las puntas. Jungkook observa todo con atención, sintiendo la tensión en el aire mientras Yoongi completa el diseño.
Cuando Yoongi termina, sus ojos se vuelven hipnóticos, brillando con una intensidad que parece bordear la locura. Su voz se vuelve más profunda y envolvente.
—Entra —ordena con un tono que envía escalofríos por la espalda de Jungkook.
El joven hace lo que le dicen y se sienta en el centro del pentagrama dibujado en el suelo.
—No te preocupes por nada. Estaré aquí para asegurarme de que todo salga bien, Jungkook. Vence a tu padre y recupera tu libertad, y también la de mi hermano. Por favor... —Seokjin pide con una sonrisa cálida, llena de esperanza de que todo saldrá bien. Confía en la fortaleza de Jungkook para derrotar al demonio que es su padre.
Jungkook asiente con determinación, cierra los ojos y se sume en una profunda concentración. Su mente se desconecta de los sonidos del entorno y se sumerge en su interior. Abre la boca y comienza a recitar un poema, un conjuro que lo llevará directamente a su destino, a su encuentro con su padre, Satanás.
Siente que lo tocan, una sensación fría y desconcertante, pero sigue con los ojos cerrados, confiando en el poder de su ritual para llegar al lugar adecuado.
Fuera de ese mundo, Seokjin observa a Jungkook con atención, sus manos extendidas y listas para intervenir si algo sale mal. Yoongi también está alerta, con su conciencia afilada como la de una bestia, listo para actuar en cualquier momento y dispuesto a sacrificar su cordura si es necesario.
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Nuestra historia entre tus dedos ‹𝟹 Kookmin ; 국민
FanfictionDonde JiMin es el ángel de bondad, siendo una criatura muy curiosa, decide bajar hacia el mundo de los humanos para observar de cerca su extrañas danzas. Se topa con el demonio de la lujuria, lo que solo provoca que entre ambos una conexión crezca...