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Había pasado con exactitud después de eso, un mes y dos semanas. Jimin había estado en tratamiento psicológico como físico, su salud había mejorado y las cicatrices ya estaban más sanas, por lo que le habían dado de alta hace una semana atrás.

Iba al psicólogo cada fin de semana que podía, o simplemente cuando lo necesitaba, el mismo profesional ha dicho que él ha avanzado lo mejor posible y ha aceptado de la mejor forma los tratamientos. Si, tuvo ese trauma que poco a poco ha ido superando, y ha llenado de orgullo a su madre, hermana, a sus amigos y a su novio, quién ha sido un gran apoyo en todo su camino, estando atento y cuidadoso con él.

Aparte de que, debe de admitir que le gusta que Jungkook sea más dulce con él, lo está mal acostumbrando.

Toca con suavidad tres veces aquella puerta de roble, recibiendo el permiso para entrar a aquella habitación blanca, decorada con algunas plantas y cuadros de reconocimientos por un buen trabajo.

Cada vez que llega a su sección psicológica, no puede evitar examinar la habitación de arriba hacia abajo para adivinar si algo había cambiado dentro de ella tal y como él está cambiando en el momento. Todo se mantiene en su mismo orden, y lo hace sonreír.

—Bienvenido, Jimin —la voz pacífica de su psicólogo lo saca de su ensueño, el mismo se acerca y le sonríe, para después sentarse en un sillón frente al rubio, teniendo en su mano una libreta y lapicero para anotar apuntes que su paciente le diga.

—Hola, doctor Young-bae, ¿cómo has estado?

El chico de cabello plateado suelta una risa airada y mira a su paciente frente a él. Siempre era así, Jimin era uno de los pocos pacientes que se preocupaba por su bienestar, preguntándole cómo estaba y que tal había estado su semana. Muy poco común pero le agradaba.

—Bien, todo ha ido bien, ¿cómo has estado tú? Faltaste la semana pasada a nuestra sección.

El pecoso abulta los labios y asiente. Aquí es cuando comienza a sentirse nervioso, sus manos pálidas y con pequeñas pecas comienzan a jugar entre sí, presionando de vez en cuando la cutícula de sus uñas en un intento de distraer la ansiedad. Manía que había adoptado después de todo lo sucedido.

—Bueeeno... Como le comenté, me iré a vivir con Jungkook y he estado organizando mi ropa y mis pertenencias para llevarlas a su departamento pero... En esos momentos, me llegó una citación al juicio de... Namjoon— decir el nombre de su antiguo amigo y compañero, e incluso su secuestrador era difícil, y supone él que seguiría siendo difícil hasta quién sabe cuándo. Sus ojos verdosos dieron a parar hacia la maceta detrás del psicólogo, se veía bien con respecto a cuidados pero se veía algo decaída.

Young-bae anotaba todo lo que Jimin le decía, analizando las facciones faciales de Jimin y sus movimientos con sus manos y piernas que sin duda, no pasaban por desapercibido. Todo era un proceso, era lento pero seguro. Pero incluso se animaría a decir que el rubio ya estaba mejorando, pues desde el principio él se decía que había sido su culpa de que todo hubiera ocurrido desde un principio.

—¿Citación? ¿Te llamaron a testificar? —el chico frente a él asiente—. Imagino que lo viste de nuevo.

—Realmente no estaba preparado aún para verlo... Le dije todo lo que sabía al juez y cuando mis ojos se cruzaron con los de él, me brindó esa sonrisa que si... Que si yo la hubiera visto antes, sería la más hermosa y amigable sonrisa que mis ojos hubieran visto—su voz comenzó a tornarse temblorosa, probablemente va a tener un ataque de pánico otra vez por tan solo recordar el rostro de Namjoon mirarle, sonreírle de una forma que no es capaz de explicar, de sentir que se estaba burlando de él por lo pequeño e indefenso que se veía en ese momento.

Nuestra historia entre tus dedos ‹𝟹 Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora