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Desde temprano el personal del hospital había estado muy atento con Jimin. Con su comida, con sus hobbies, cuando tenía algún malestar o cuando quería salir a pasear.

Siente que se lo deben.

Es 31 de diciembre, el hospital se mueve un poco más tranquilo en comparación de otros días y otros años. Park Jimin miraba con algo de desánimo la ventana de su habitación. Nunca imaginó estar en el hospital donde trabaja como un paciente (otra vez). Le hubiera gustado estar trabajando ahora mismo, atendiendo con sonrisas a la gente que iba en busca de alguna ayuda. Baja la mirada a su vientre y siente algunas incomodidades aún, puesto que en la mañana bien temprano fue llevado a una cirugía para revisar que nada estuviera fuera de lugar, que el loco de Namjoon no hubiera agraviado aún más las heridas. Suelta un largo suspiro, uno que llama la atención de aquella morena que va entrando con su cabeza baja.

—Buenas tardes... —El rubio dirige su atención hacia su amiga, su mejor amiga de hecho, quién le veía con una expresión apenada, preocupada y algo culpable—. ¿Cómo te encuentras?

—Jess, estoy bien —le sonríe de la forma más honesta posible, logrando que sus mejillas pecosas sonrojen con tal acto—. ¿Cómo estás tú? ¿Qué tal todo? —pregunta curioso mientras se acomoda en su cama, invitando a su amiga a tomar asiento en la cama también.

Ella mira sus propias manos que tiemblan sin poder controlarlo, solloza en silencio. Hyunjin se lo dijo, ella no tiene la culpa y aún así, no dejará de sentirse culpable hasta escuchar de la boca de su amigo de que así fue. Que ella no es culpable de nada.

Jimin se da cuenta de forma inmediata sobre el actuar de la mujer. En inusual, ella suele ser feliz, alegre, espontánea y estaría cien por ciento seguro de que ella estaría más que feliz porque el chico está vivo y sano, incluso pensaría que ella le saltaría encima para abrazarlo y corroborar todas sus dudas. Pero... Ella está ahí al frente suyo, en silencio. No, sollozando en voz baja. Él quiere acercarse pero Jessica niega con la cabeza.

—¿Qué... Qué tienes, Jess? —tuvo algo de temor en preguntarle. ¿Sucedió algo mientras él no estaba? ¿Acaso es algo con Hyunjin?—. Cariño, sabes que puedes decírmelo —las manos del rubio fueron a parar a aquellas morenas, acariciando con tal suavidad que lograba marear a la enfermera.

—Yo...

¿Si ella le dice todo lo que piensa y siente, él la entenderá? ¿No se reirá de ella por las babosadas que está a punto de decir? ¿La perdonará?

Tiene miedo.

Aunque en el fondo ella sabe que Jimin no es mala persona.

—Me siento culpable, lo siento Jiminnie...

—¿Lo sientes? ¿Por qué?

Jessica alza la mirada y sus ojos cafés llenos de agua se encuentran con los esmeraldas de su amigo, los cuales analizan en silencio y se preocupan. Su mejor amiga debe de estar pasando por algo difícil, tanto que no lo dice.

—Por mi culpa es que tú estás en este estado... —y las lágrimas no se hicieron esperar. Su cuerpo volvió a temblar mientras las gotas de agua bajaban por sus mejillas morenas. Jimin la miraba en silencio y con el ceño fruncido.

—¿A qué... Te refieres?

—Jiminnie —la mujer sollozó con fuerza, mirando los ojos de su amigo para después contarle absolutamente todo lo que sucedió el día del accidente de Jimin. Le dijo desde lo que pensaba al respecto, de que él podría no perdonarla nunca porque fue su culpa; y también le contó sus sentimientos, tenía miedo por el rechazo de su perdón, de quedarse sin su amistad y por consiguiente, seguir sintiéndose culpable de por vida—. Lo siento muchísimo, cuando te vi tirado en el suelo todo mi mundo se vino abajo, a-aunque yo... P-pensé rápido y pude reanimarte —la morena sonríe con tristeza en la mirada, Jimin solo la mira con compresión—. No me hubiera perdonado si no te salvaba. Yo... Lo di todo de mi, t-te juro...

Nuestra historia entre tus dedos ‹𝟹 Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora