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ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Bajé al salón principal vistiendo el estúpido uniforme que el chico lindo me obligó a usar, no sin antes darme un vistazo en el espejo para ver como me quedaba.

¿Quién lo diría? Yo usando algo tan patético que me hacía sentir tonto. Pero debía admitir que no me quedaba tan mal para ser algo tan anticuado y fuera de mi gusto. Suspiré y salí de mi habitación idealizándome sobre lo que tendría que hacer hoy.

Tras lo que sucedió dentro del dormitorio de Hao, caminé directo a mi habitación con la excusa de que necesitaba vestirme, cuando en realidad solo quería ordenar mi mente y bajar el rubor en mis mejillas con agua fría. Por suerte, Gunwook no se negó y me esperó fuera para luego acompañarme al lugar donde empezaría mi trabajo al fin.

Llegué hacía el lugar junto con Gunwook y noté a todos los guardaespaldas de pie y en fila mirando hacia el frente. Sus cuerpos parecían rígidos y el silencio inundaba el lugar.

En medio de ellos divisé a Matthew, y con pasos suaves para no llamar la atención de los demás me acerqué, esperando que notara mi presencia. Sin embargo, no conté con que fuera otra persona quien me notara, gritando y rompiendo el silencio con mi nombre resonando en el lugar.

─ ¡Hanbin! ─lentamente levanté mi rostro, mirando algo asustado al hombre de pie frente a mí.

Él se veía mayor que todos los que ya había visto en este edificio. Su porte era serio y su mirada era fuerte; obviamente era alfa, su aroma a menta lo delataba.

Noté como me inspeccionaba de pies a cabeza y aquello solo me hizo recordar al chico lindo cada vez que me miraba. Solo que esta vez era muy diferente, sobretodo porque no había ninguna chispa en sus ojos así como sucedía con Hao, y mi lobo no saltaba desesperado por querer más.

─ Llegaste diez minutos tarde. ─comentó. Mierda, siempre tenía que ocurrirme alguna desgracia.─ Alinéate ahora.

Tan pronto como habló me acomodé al lado de Matt quien en ningún momento giró a mirarme. Aquel hombre caminaba con pasos firmes y lentos sin dejar de mirarnos mientras hablaba cosas que no estaba escuchando del todo.

Realmente no prestaba atención debido a que solo estaba sumido en mis pensamientos. ¿Esto sería a lo que me enfrentaría todos los días? Pude darme cuenta de que él era el jefe de los guardaespaldas de este lugar. La forma en como se movía e imponía orden me lo demostraba.

Apenas empezaba y ya había tenido un problema con quien sería mi jefe. Genial. Lo peor de todo era el hecho de que yo estaba en desventaja; él conocía mi nombre, yo no conocía el suyo.

Tenía que encontrarle alguna forma de referirme a él para recordarlo, sabía que los nombres no se me daban bien. Así que viendo su rostro y sus expresiones, la forma más fácil para mí sería llamarlo 'Señor Bigotes'. Era una característica suya que resaltaba bastante.

Yo tenía un problema con recordar los nombres de las personas, por lo que era más fácil para mí recordarlos y reconocerlos con alguna característica suya predominante. Un ejemplo sería el Señor Bigotes y el chico lindo, que rondaba en mi cabeza cada cierto tiempo por más que no quisiera.

─ Harán sus entrenamientos primero, pero tú... ─dijo señalándome con una sonrisa de lado.─ ...tú primero tendrás una prueba.

Lo había olvidado, ese era el motivo por el que estaba aquí. Tragué duro antes de ver como todos se movían de sus lugares caminando por el salón mientras yo aún seguía con el corazón en la boca.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora