𝟒𝟎

731 84 16
                                    

ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Abrí los ojos al sentir que mi brazo se adormecía, cuando noté la posición en la que me encontraba y la persona que me acompañaba en aquella cama de la habitación oscura. Aún era de madrugada, solo pasaron un par de horas desde lo que hice con Hao.

Y hablando de él, quise moverme para verlo directamente a los ojos, cuando fui interrumpido por una presión sobre mi miembro. Ahí me di cuenta de que aún permanecía dentro de él. Ambos habíamos caído rendidos ante el sueño estando anudados.

No cambié nada. Me agradaba estar dentro de él, y sentirlo por completo. Me acomodé pegando mi pecho a su espalda, atrapándolo entre mis brazos para inhalar su aroma, fijándome en la herida roja al lado de su cuello. No me resistí y me acerqué lamiéndola con delicadeza.

Él seguía durmiendo, pero entre sus sueños reaccionaba por mi contacto, moviéndose inconscientemente, soltando gemidos suaves que me parecieron tiernos. Debido a sus leves movimientos, el calor en mi cuerpo empezó a hacerse presente, endureciéndo aquella zona que permanecía húmeda por el interior que enmendaba su propio lubricante.

Besé la parte trasera de su cuello y acaricié sus hombros con trazos lentos. Dejaba más marcas en su piel; marcas que quedaban como evidencia de una noche desenfrenada y pasional.

Mis caderas se sacudieron mientras dejaban pequeñas estocadas abusando de su entrada. La humedad de su agujero era más que exquisita, era sublime. Lo mecí en mi regazo y, maldita sea, la sensación era fascinante.

Con lentitud, en medio de mis movimientos, vi como se sacudía jadeando, hasta que finalmente abrió los ojos, mirándome con algo de sorpresa pero manteniendo el deseo de hace unas horas. Traté de acercarme lo más que podía a su rostro, pegando mi pecho a su espalda, hasta que llegué a sus labios, besándolo con amor, con real aprecio.

─ Buenos días. ─susurré con la voz ronca, llevando mis manos por todo su pecho desnudo, acariciando toda su piel.

─ Buenos días para ti también. ─decía riendo. Me miraba divertido ante lo obvias que eran nuestras ganas de seguir lo que dejamos horas atrás. Sonreí al ver como su mano viajaba por mi rostro, acunando mi mejilla, dejando un dulce beso fugaz.

Ambos nos mirábamos fijamente. Sabía que nuestros corazones latían con fuerza. Él podía sentir el mío estando pegado a mi pecho, yo podía sentir el suyo al posar mis manos en aquella zona. Estaba feliz, mi lobo estaba más que contento, tanto que me impulsó a besarlo nuevamente, esta vez moviéndome dentro de él en contra de mi voluntad.

Pero un gemido satisfecho de su parte fue mi invitación a hacer de su cuerpo una perdición. Sonriendo deslicé mis manos por su cuerpo, posándolas sobre aquella extensión que se volvía más dura con el pasar de los segundos.

─ ¿Me permites? ─pregunté mordiendo la piel de su oreja enrojecida. Hao no respondió, solo se movió buscando más fricción entre nuestros cuerpos. Fue suficiente para entender que no había necesidad de palabras.

Lo haría llegar al cielo. Me moví buscando un ritmo constante, mientras tocaba la punta de su miembro haciéndolo gemir. Apreté con fuerza para luego deslizar mi mano hasta el comienzo de la base. Nuevamente comencé a subirla y así se creó un vaivén que iba en sincronía con mis movimientos dentro de él. De arriba a abajo con mucha lentitud, escuchando mi nombre escapando de sus labios.

─ Creo que no podré soportarlo más. ─murmuró con la respiración agitada; su saliva resbalando por la comisura de sus labios con cada palabra que soltaba.

─ Entonces libérate. Dámelo todo, bonito. ─aumenté la velocidad de todos mis movimientos, teniendo como resultado aquellos gemidos agudos que no se preocupaba por ocultar.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora