𝟓𝟔

191 28 22
                                        

ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Dormía profundamente, envuelto en una capa de agotamiento que parecía haberme consumido por completo. Hasta que el ruido de las cuerdas de una guitarra me despertó de golpe, y me senté de un salto con el corazón latiendo a mil por hora, mirando a mi alrededor con ojos desorientados.

Taerae estaba sentado en un rincón de la habitación, con la guitarra en sus manos y una libreta abierta a su lado. Su mirada estaba fija en las cuerdas, pero podía sentir su atención dividida entre la música y las notas que había escrito. La luz tenue de la habitación iluminaba su rostro, destacando la melancolía que parecía haberse apoderado de él.

─ ¿Te desperté? ─preguntó Taerae, sin levantar la vista de la libreta, mientras anotaba algo con rapidez.

Me pasé una mano por el cabello, intentando despejar la niebla de mi mente. La pregunta de Taerae parecía resonar en mi cabeza como un eco lejano en medio de todos mis pensamientos dando vueltas sin parar. Viví demasiadas cosas en estos últimos días que sentía que podía desvanecerme por la sobrecarga emocional en cualquier momento.

─ Sí... pero no te preocupes. ─respondí con voz débil, dejándome caer de nuevo en la cama.─ En cualquier momento vendrían a despertarme de todos modos.

La realidad de mi situación me golpeó como un puñetazo en el estómago de repente. Jiwoong me había estado llevando a algún lugar diferente cada día, supuestamente para mantenerme ocupado y controlado, aunque la cruda verdad solo demostraba lo contrario. Una realidad totalmente salvaje y animal, cruel en cada sentido de la palabra.

Mientras miraba a Taerae tocar la guitarra con una habilidad que parecía brotar de lo más profundo de su ser, pensé en cómo Jiwoong había cumplido su palabra, al menos en lo que respectaba a Taerae. No lo había tocado, no lo había lastimado. Era un consuelo extraño y retorcido, pero era algo que podía aferrar en medio de la oscuridad que me rodeaba.

La música de Taerae parecía llenar el espacio entre nosotros, una barrera invisible que nos separaba y nos unía al mismo tiempo. Y cerré los ojos, dejándome llevar por el sonido, y por un momento, me permití olvidar la prisión en la que me encontraba. Pero solo por un momento. La realidad siempre volvía, como un recordatorio cruel de lo que había perdido y lo que aún estaba en juego.

ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ⊛ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Me encontraba en el vestíbulo de un lujoso hotel, rodeado de personas importantes y empresarios que parecían tener el mundo en sus manos junto a Jiwoong, quien me había arrastrado hasta este lugar a pesar de mi resistencia. No quería estar aquí, no quería ver a nadie, no quería sentir nada. Pero Jiwoong había sido inflexible, y yo no tenía más remedio que seguirlo antes de volver a salir lastimado.

Mientras caminábamos hacia la sala de reuniones, mi mirada se deslizó por la multitud, buscando algo, cualquier cosa que me distrajera de la sensación de vacío que me consumía. Y entonces lo vi. Hao. Estaba de pie, rodeado de Gunwook, Ricky y otros guardias que había conocido brevemente. Fue ahí cuando sentí a mi corazón detenerse, mi respiración congelándose, y mi alma desgarrándose en pedazos.

No estaba Matthew. Algo que me pareció extraño, pero no tenía tiempo para pensar en eso. Pasando unos cortos segundos, pude notar como Hao me miró, y por un momento, el tiempo se detuvo. Nuestras miradas se encontraron, y sentí como si el mundo se hubiera parado. Mi lobo se agitó en mi interior, como si estuviera tratando de salir a la superficie.

Pero Hao solo me miró por un momento, y luego su mirada se endureció. Me ignoró, como si yo no existiera. Como si nunca hubiese significado algo en su vida. Sentí un dolor agudo en mi pecho, como si me hubieran apuñalado, y de pronto, Jiwoong se acercó a mí, con una sonrisa maliciosa en sus labios.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora