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El pasillo estaba sumido en una penumbra azulada, silencioso, casi inquietante. Gunwook soltó a Matthew solo cuando estuvieron lo suficientemente lejos de Hanbin y Taerae. Pero no porque quisiera, sino porque tenía miedo de lo que sus propias manos pudieran hacer si seguía tocándolo.

Matthew dio un paso atrás, ladeando el rostro para evitar su mirada. El gesto le dolió a Gunwook más de lo que habría admitido jamás. ¿Por qué siempre era así? ¿Por qué Matthew lo miraba como si fuera veneno?

─ ¿Qué quieres? ─preguntó Matthew en voz baja, la tensión acumulada en cada sílaba, como si se preparara para lo que fuera a oír.

─ Quiero entender... ─soltó Gunwook, casi escupiendo las palabras.─ Quiero saber por qué hiciste todo eso. ¿Por qué nos vendiste? ¿Por qué a él?

Matthew apretó los labios y tragó saliva. No era fácil responder, y él lo sabía.

─ Fue un error. Uno que me hace arrepentirme cada segundo.

─ No me digas "error" como si fuera una maldita tarea mal hecha. ─soltó Gunwook, y sus ojos brillaron por la molestia, pero también con algo más, algo parecido al dolor. Un dolor demasiado personal para ser solo por la traición. Matthew lo notó.

─ Tú no entiendes, Gunwook. No lo hiciste nunca, y no lo harás ahora. ─sin embargo, el alfa dio un paso al frente, rompiendo la distancia que el otro tanto intentaba preservar.

─ ¡Claro que no entiendo! ¿Cómo iba a hacerlo si siempre te alejas? Siempre me mirabas como si fuera un enemigo, aunque nunca te hice nada. Al contrario...

Gunwook se detuvo, las palabras ardiéndole en la lengua. Matthew entrecerró los ojos, como si ya supiera lo que estaba por oír...y lo temía.

─ ¿Al contrario qué? ─preguntó, con un hilo de voz. Gunwook inspiró hondo, sentía su mandíbula temblar.

─ Siempre intenté acercarme a ti, Matthew. Aunque no lo notaras, aunque me miraras con ese desprecio por ser alfa, como si eso fuera todo lo que yo soy ante tus ojos.

Silencio, solo silencio pesado, casi cruel. Matthew bajó la mirada. Y por primera vez en mucho tiempo, se mostró vulnerable ante otra persona.

─ ¿Tú crees que no lo noté? ─susurró, sin alzar la voz.─ Claro que lo vi, y eso fue lo que más miedo me dio. Porque si te dejaba entrar iba a romperme, y yo ya estaba roto, Gunwook. Desde mucho antes de ti.

─ Entonces lo sabías... ─murmuró Gunwook, sin poder ocultar la herida abierta en su voz. Matthew asintió apenas, como si admitirlo le quitara una carga...y se la pasara a otro.─ Y aún así me echaste a un lado. ─Gunwook se rió sin humor, amargo, mordiendo cada palabra.─ Incluso cuando te miraba con algo más que deber...cuando quise que me miraras de vuelta.

─ No estaba listo. ─dijo simplemente.─ No podía confiar nuevamente, no sabía cómo. ─los ojos de Matthew se llenaron de algo parecido al remordimiento. Pero ya era tarde, Gunwook asintió con amargura.

─ Y ahora todos pagamos el precio.

El silencio entre ellos seguía latente. Matthew no podía sostenerle la mirada a Gunwook, pero tampoco podía irse. Era como si sus pies se hubieran inmovilizado en ese pasillo, obligándolo a enfrentar todo aquello que tanto tiempo evitó. Gunwook dio un paso más, esta vez sin rabia, sin presión. Solo con un gesto sincero, abierto, que parecía decir aquí estoy, no para herirte, sino para sostenerte.

─ Yo no voy a hacerte daño, Matthew. ─dijo al fin, con una calma casi dolorosa.─ No soy él, no soy Jiwoong.

Matthew se estremeció al oír ese nombre. Su cuerpo reaccionó antes que su mente. Lo sentía en la piel, en la memoria, como una sombra que no dejaba de perseguirlo.

─ No digas su nombre... ─susurró.─ No...lo quiero recordar. Gunwook asintió con comprensión, sin insistir.

─ Solo quiero que sepas algo. No estoy aquí para exigirte nada, y si no estás listo para sentir algo...lo entiendo. Pero al menos déjame estar junto a ti, déjame acercarme. ─Matthew lo miró, con los ojos enrojecidos y con falsa molestia.

─ ¿Para qué...? ─preguntó con la voz quebrada.─ ¿Para qué querrías estar cerca de alguien como yo?

Gunwook se atrevió a dar otro paso, y ya no había espacio entre ellos. Su voz fue suave, como un bálsamo sobre su piel cuarteada.

─ Porque sé que no eres malo. Siempre lo supe, incluso cuando solo te alejabas y cohibías. Porque vi cómo hacías todo con fervor. Porque yo también me ilusioné con la persona equivocada...pero aún así sigo creyendo en lo que siento.

Matthew dejó escapar un sollozo. Uno breve, contenido, pero pronto llegaron más. Algunas lágrimas silenciosas resbalaban por sus mejillas, apretando sus puños como si pudiera evitar que sigan cayendo.

─ No sé cómo confiar. ─admitió.─ Me usaron, me mintieron, me amenazaron. No sé cómo amar sin que a mi corazón le duela.

Sin decir nada más, mirando como el chico se rompía frente a él, Gunwook lo atrajo hacia su pecho y lo abrazó con firmeza, con calor, con esa ternura torpe pero sincera que solo alguien herido puede ofrecer. Matthew no se resistió, se dejó atrapar. Se aferró a él y lloró.

Lloró sin miedo, sin vergüenza. Lloró por todo lo perdido, por lo que no pudo ser, por todo lo malo que Jiwoong le había dejado. Y Gunwook solo lo sostuvo, como si todo su cuerpo dijera que junto a él estaba a salvo. Cuando el llanto se calmó, Matthew alzó el rostro. Sus ojos seguían húmedos, pero había en ellos una nueva luz. Algo esperanzador.

─ Sé que no eres quien finges ser. ─dijo apenas audible.─ Siempre supe que lo hacías todo por tu corazón.

Gunwook sonrió, pero no fue una gran sonrisa, fue una de esas que se dibujaban con los ojos. Matthew lo miró un segundo más...y entonces, por primera vez, se permitió sonrojarse. Y ese leve rubor, tímido pero real, fue más honesto que cualquier promesa.

No dijeron nada más, no hacía falta. Había cosas que el alma decía en silencio. Y en ese instante, aunque aún quedaba mucho por sanar, algo dentro de Matthew se abrió. No del todo, pero si lo suficiente.

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𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora