ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ
Si quería mejorar, necesitaba practicar por mi propia cuenta. Agradecía que a estas horas la sala de tiro estuviera vacía, así podría fallar sin sentirme un completo idiota. Ya que Hao no estaría hoy para ayudarme, aprovecharía para practicar un poco y no quedar como inútil cuando él me lo pidiera.
Aunque sabía que él no se burlaría de mí si me viera fallar, todos estos días en el gimnasio me lo confirmaron. Él no era burlón en ese aspecto ni me juzgaba por equivocarme en algunos ejercicios, solo me ayudaba y regañaba cuando quería cinco minutos más de descanso.
Capaz su amabilidad hacía que mi tonto lobo necesitado actuara de tal manera...o quizás estaba pensando las cosas de forma errónea. No quería negarlo, pero dejando de lado a mi parte animal, mi corazón estaba reaccionando diferente debido a él.
─ Llevas tres minutos mirando hacia la nada, ¿te encuentras bien? ─la voz repentina me hizo sobresaltar en mi lugar.
Giré lentamente hasta que me encontré a Hao sonriendo divertido mirando a mi dirección. Aunque estaba algo confundido por su presencia, no dije nada, solo dejé que se acercara a mi lado y tomara el arma que yo usaba.
─ Estás haciendo todo mal. ─comentó vacilante sin dejar de mirarme.
─ ¿Qué haces aquí? ─dije asombrado genuinamente.
─ Entré al salón desde tu último tiro, luego te quedaste mirando a la nada por minutos. ─explicó.
─ ¿Y tu reunión? ─pregunté al recordar la razón por la cual tuve que levantarme muy temprano, volviéndome a enfadar por no poder estar en la cama un tiempo más.
─ No soporté escuchar toda la mierda que decían, así que salí. ─soltó como su fuera algo normal, pero viniendo de él lo esperaba.
─ ¿Y los inversionistas? ─aún así tenía curiosidad. Él me sonrió de lado antes de responder.
─ Los maté. ─dijo indiferente para luego empezar a reírse de mí. Quizás vio mi rostro sorprendido y mi expresión asustada, es que eso no lo esperaba.─ Descuida, solo los dejé junto a mi primo, él se encargaría de ellos.
Tras terminar de hablar, Hao tomó el arma en sus manos antes de mover unas cosas y acomodarse a mi lado. Me hizo una señal con sus ojos para prestarle atención sacudiendo la pistola frente a mí.
─ Trea balas. Cárgalos de este lado. Deslizas esto. ─soltaba mientras movía el arma de mil formas que no comprendía bien, hasta que me miró.─ ¿Eres zurdo?
─ No. ─negué y una sonrisa se formó en sus labios.
─ Entonces usarás tu mano derecha y lo sostendrás así. ─apuntó hacia la silueta de metal a unos metros de nosotros, con dirección al centro de la cabeza.─ Cuando estés listo, disparas.
Tres disparos resonaron por el lugar, cayendo todas las balas en el mismo orificio al centro de la cabeza de metal. Estaba sorprendido, obviamente, pero no por la exactitud de los disparos, sino por el hecho de que no hizo ningún esfuerzo en ello. Yo aún me balanceaba por el impacto al jalar del gatillo.
─ ¿Cómo hiciste eso? ─me sonreía orgulloso, pero eso no me importaba mucho, honestamente yo quería verme igual.
─ Todo es cuestión de mentalizarte y mantenerte firme.
─ ¿Huh? ─estaba seguro que implicaba más que solo eso, necesitaba aprender esa técnica.
─ Ven.
Inmediatamente tomó mis manos y se colocó detrás de mi cuerpo, alineando sus brazos en el aire junto a los míos y apuntando con el arma hacia el frente. Sentí a mi lobo saltar en mi pecho y a mi corazón latir con mucha fuerza cuando sus dedos tocaron mi piel.
Mierda. No hizo otra cosa más que quedarse ahí inmóvil, con su aliento chocando en mi cuello; sentía que sus dedos eran como fuego quemando mi piel con cada roce.
Con lentitud giré mi cabeza, encontrando su rostro a centímetros de mí. Sus ojos brillantes miraban directamente a los míos atrapándolos de inmediato y sus labios rosados se abrían con suma delicadeza dejando su calido aliento sobre mí.
Podía ver cada parte de su rostro, desde la curva de su nariz, bajando hasta sus mejillas lisas, luego subiendo para enfocarse en su mirada, sobre todo sus cejas que hacían un buen contraste con la finura que portaba.
Sentí un aroma algo distinto a lo que él soltaba cuando estábamos juntos. ¿Sería su perfume o alguna loción? ¿Sería su propio aroma? No tenía idea, pero si sabía que me estaba gustando, y mucho.
─ Tienes una piel muy linda.
─ Gracias. ─comentó sonrojándose y yo automáticamente me di cuenta de lo que dije.
Solo cerré los ojos sintiendo mis mejillas calentarse, eso me pasaba por hablar sin antes pensar. Era un completo tonto. Hao se alejó un poco riendo de mi rostro rojo como tomate para tomar su postura anterior, como si nada hubiera sucedido.
─ Lo lamento. ─solo eso podía decir tras abrir mi bocota sin filtro. Bajé la mirada apenado deseando que el tiempo pasara más rápido.
─ Descuida. ─soltó con voz suave tocando mi brazo. Yo evitaba verlo, sentía que moriría de vergüenza.─ Ahora, dispara.
Con lo dicho levanté la cabeza viendo su sonrisa y sintiendo una palmadita en mi brazo. Suspiré pesado antes de apuntar al objetivo con el arma, tratando de recordar todo lo que él hizo minutos atrás.
De pronto, mi mano empezó a temblar asustándome un poco; tenía que hacerlo, no iba a quedar como idiota. Respiré y recordé lo que me dijo: "Todo es cuestión de mentalizarte y mantenerte firme."
Tomando valor e ignorando todo a mi alrededor, jalé el gatillo oyendo como los disparos impactaban con el metal, resonando estruendosamente por el lugar y sin tambalearme.
Giré a verlo antes de percatarme en el resultado, notando como una sonrisa se formaba en sus labios rojos. Regresé mi vista al frente, y efectivamente, los disparos cayeron en el lugar que esperaba, haciéndome emocionar por unos segundos, pues luego el nerviosismo volvió a caer sobre mí.
Hao se acercó a mi cuerpo otra vez para sacudir mis cabellos sin quitarme los ojos de encima, hasta que su rostro estuvo a centímetros del mío. Era una distancia muy repentina y peligrosa.
─ Sigue practicando. ─susurró dejando su cálido aliento suave en mi oído.
En el momento en que se iba a alejar de mí, con un movimiento fugar sus labios chocaron con mi mejilla plantando un casto beso sonoro que me dejó inmóvil.
Sus besos fugaces cada vez me inmovilizaban, sin dejarme reaccionar. Congelado sobre mi lugar pude ver como se retiraba con prisa, tratando de ocultar su rostro carmesí mientras traspasaba la puerta.
Mierda, esto no era bueno.
ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ⊛ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

ESTÁS LEYENDO
𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧
Fiksi Penggemar⟪¿Crees en los destinados? Sung Hanbin, un simple alfa barista en un club nocturno. Zhang Hao, un omega huyendo de unos atacantes en la calle trasera del club. ¿Qué pasará cuando Hanbin decida ayudarlo y descubra que no es un simple omega, si no e...