𝟏𝟑

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ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Tal cual como Hao dijo, cumplió sus palabras. Después de lo sucedido en la enfermería, al día siguiente envió a uno de sus guardias para informarme que me esperaba en el gimnasio.

Ahí me guío con una rutina de ejercicios algo distinta a la que el Señor Bigotes me obligó a hacer. Agradecía a todos los dioses por hacer que aquí si tuviera descansos y un calentamiento, esto si era humano.

El chico lindo entrenaba junto a mí. Era extraño de ver, jamás me hubiera imaginado que aquel muchacho delgadoy elegante hiciera ejercicio, pero era de esperarse al ver su fina figura. Aquella pequeña cintura no se obtendría con solo respirar.

Con el paso de unos días pude notar que no era tan molesto como parecía. Hao no hablaba mucho pero en todo ese tiempo sentía su mirada sobre mí, parecía analizarme. También podía notar su sonrisa cuando giraba de forma rápida, era linda.

Pero habían cosas que aún no comprendía, como su aroma, el cual se disparaba con fuerza cada vez que se acercaba a mi cuerpo más de lo debido. Y yo seguía sin saber como controlar a mi tonto lobo que saltaba emocionado con solo tenerlo a mi lado.

Me acostumbré a su repentina cercanía y compañía, pero aún seguía sin saber controlar ese extraño sentimiento que aparecía en el interior de mi pecho y la rara calidez cada vez que me miraba y sonreía.

Esta mañana, un toque en mi puerta me despertó al instante. Todos estos últimos dias estuve durmiendo pacíficamente, siendo despertado con delicadeza; ahora, solo quería golpear a quien estuviera detrás de la madera.

Enfadado porque aún eran las cinco de la mañana, abrí la puerta encontrándome a un Gunwook sonriente y ya vestido con un vaso de yogurt en sus manos.

─ El jefe te busca. ─dijo entregándome el vaso para luego caminar fuera de la habitación.

Con prisa lo seguí y suspiré viendo como el pasillo aún seguía oscuro y silencioso. Aún tenía la pesadez en mi cuerpo, pero si me demoraba unos segundos más ya no tendría idea alguna sobre donde encontrar a Gunwook. Él caminaba muy rápido.

─ Tengo una duda. ─solté curioso al verlo bien despierto.

─ Dime.

─ ¿Acaso no duermes? Pareces su mensajero. ─pude ver como sonreía mientras negaba, pero aún así seguía caminando.

─ Supongo que soy el guardaespaldas al que más confianza le tiene en este lugar como para dejarte en mis manos.

Quizás tenía razón, y lo agradecía; a la mayoría de guardias no les agradaba y no quería causar más problemas, conocía mi propio temperamento.

Cuando llegamos noté que se traba de la sala cob el proyector en el que me dormí. Al entrar, Hao levantó la mirada dejando los papeles que tenía en manos a un lado, prestando toda su atención hacia mí.

No podía apartar la vista de su figura. Me encantaba aquel pantalón oscuro sobre sus largas piernas que se ajustaba su cintura; y ni hablar de su camisa negra con mangas arremangadas que dejaba al expuesto sus brazos pálidos. No iba a mentir, le quedaba muy bien.

─ ¿Para qué me llamaste? ─pregunté una vez que Gunwook salió del lugar y me dejó completamente solo con él.

─ En unos días tendrás tu primer descanso, ¿verdad? ─preguntó con su mirada vagando por mi cuerpo, me sentía expuesto.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora