ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ
Las luces frías del hospital parecían haberse fundido con mis párpados. Llevaba horas sin distinguir entre la noche y el día. No dormí, no comí, no podía. El hambre no tenía lugar cuando el alma se encontraba en vilo, y el cuerpo respondía como podía ante el peso de la incertidumbre.
El doctor ya había salido. Su rostro fue lo primero que vi cuando por fin me permití respirar. Las palabras que dijo no me trajeron la paz que esperaba. Solo un tenue alivio, como una manta delgada en medio de una tormenta.
"La operación fue exitosa, Hao está estable" dijo, sin embargo, no me dejó verlo aún. "Está en recuperación, debemos esperar" y eso para mí era una nueva forma de tortura.
Estaba sentado frente a la sala, en el mismo rincón donde me dejé caer horas atrás. El suelo bajo mis pies ya era parte de mí. La ansiedad me carcomía el pecho, me apretaba la espalda, me hacía ver sombras donde no las había. Pero no estaba solo.
Gunwook estaba allí. No habló mucho, y sinceramente se lo agradecí. A veces, el silencio valía más que mil palabras cuando su presencia estaba ahí. Me trajo agua, me ofreció comida que rechacé con una mueca, me cubrió los hombros con su chaqueta cuando el frío empezó a calarse en mi piel. Y se quedó. Nunca se fue. En esos momentos, su lealtad era como una cuerda a la que me aferraba para no caer en el abismo.
Estaba tan perdido en mis pensamientos que apenas sentía mi cuerpo. Mi mente viajaba a lugares lejanos, a momentos en los que Hao y yo reíamos hasta quedarnos sin aire, a la primera vez que lo besé, a la primera mirada que me dio aquella vez que lo salvé en el callejón detrás del bar,
Pero entonces...lo sentí. Ese aroma.
Ese aroma a manzaba verde y algo más, algo que solo podía describir como "hogar". Lo reconocí al instante, como si mi cuerpo lo hubiera estado esperando todo ese tiempo. Mis sentidos se agudizaron y me enderecé de golpe, escaneando el pasillo con desesperación.
─ ¿Hanbin? ─preguntó Gunwook, desconcertado al ver mi repentino movimiento.
No respondí. Algo dentro de mí me impulsaba, como una fuerza invisible jalara mi pecho. Me levanté y caminé con pasos rápidos hacia el final del pasillo, donde las puertas del ascensor emitían un leve sonido al abrirse. Y ahí estaba, era mi hermano, sonriendo con ese gesto de calma que siempre lograba desarmarme.
─ Taerae... ─susurré, sin darme cuenta de que las lágrimas ya me estaban nublando la vista. Corrí los últimos pasos y lo abracé con fuerza, con todo lo que me quedaba dentro.─ Estás bien... ─murmuré contra su hombro, inhalando su aroma.
─ Claro que sí. Siempre estaré bien. ─y por primera vez en todo el día, me permití respirar sin miedo.
Apreté a Taerae contra mi pecho con una fuerza casi desesperada. Por fin mi hermano estaba aquí a salvo. El alivio me inundó como una ola incontenible, deshaciéndose en mi interior en lágrimas que se negaban a caer. No podía soltarlo, no todavía. Matthew lo había logrado, había cumplido su promesa.
Levanté la vista y allí estaba él, parado a unos pasos de nosotros, con una sonrisa tenue, rota, apenas dibujada. Su mirada hablaba más que mil palabras: alivio, sí...pero también tristeza, y una punzante vergüenza que no intentaba ocultar. Lo vi bajar la vista por un instante, justo cuando Gunwook lo miró de frente, con esa expresión dura y contenida. Era decepción, no tenía dudas.
Y Matthew lo sintió. Lo vi encogerse levemente, como si el peso de sus actos lo aplastara un poco más. Él sabía lo que había hecho, pero lo que al parecer no esperaba era esa mirada de Gunwook: no solo dolida, sino herida; como si algo en él también hubiera muerto un poco.
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𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧
Fanfiction⟪¿Crees en los destinados? Sung Hanbin, un simple alfa barista en un club nocturno. Zhang Hao, un omega huyendo de unos atacantes en la calle trasera del club. ¿Qué pasará cuando Hanbin decida ayudarlo y descubra que no es un simple omega, si no e...
