𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨

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ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

La ciudad brillaba como un universo paralelo bajo nuestros pies. Frente a nosotros, la vista se extendía como un mar infinito de luces. Desde el balcón del piso más alto del nuevo edificio que ahora nos pertenecía, observábamos en silencio cómo el mundo se movía allá abajo. Pero no nos importaba, porque lo teníamos todo aquí arriba, un cielo propio, una copa en la mano...y al contrario en el corazón.

Hao se recostaba contra mí, su espalda cálida sobre mi pecho, nuestras manos enlazadas con una firmeza que solo se tiene cuando sabes que el otro no se va a ir jamás. El cristal frío de la copa que elevaba descansaba en su mano libre, y cada tanto, él daba un sorbo elegante y pausado, como si incluso beber pudiera ser parte de algún ritual sagrado entre nosotros.

─ Está perfecto. ─dijo Hao, saboreando el martini que yo mismo había preparado, mientras entrelazaba sus dedos con los míos.

Llevábamos puestos nuestros anillos, aquellos mismos que intercambiamos bajo las luces doradas de aquel hotel, tiempo atrás. Él me miró con picardía, y una sonrisa suave se dibujó en sus labios. Esos labios que ahora eran solo míos.

─ ¿Lo dices por la bebida, o por mí? ─le pregunté, fingiendo arrogancia, y él rió con esa voz que a veces me parecía dulce como la miel.

─ Ambos. Pero tú eres más embriagante que cualquier cóctel, Hanbin.

Él sabía lo que hacía, cómo hablaba, como me miraba y desarmaba con cada suspiró. Hao tenía ese poder, el de hacerme sentir invencible y vulnerable al mismo tiempo. Con él, el amor no era solo amor. Era destino, era hogar, era eternidad.

Me acerqué a besarlo, lento, con la devoción de quien conoce el verdadero valor de lo que tiene. Y lo sentí sonreír contra mis labios. Al separarnos, su cabeza se recostó en mi hombro y su aroma, una mezcla suave de lavanda y algo que solo él tenía me envolvió por completo.

─ ¿Sabes? ─susurró suavemente.─ Jamás imaginé que un barista nocturno me haría temblar de amor.

─ ¿Y yo? Yo jamás creí que un omega de sonrisa dulce y mirada seductora tomaría mi corazón solo para volver a reconstruirlo con flores.

Hao comenzó a reír de forma tierna. Su risa era un poema en movimiento. Entonces giró para mirarme, apoyando su frente contra la mía, escuchando a nuestros anillos tintinear suavemente al chocar.

─ Te amo. ─me dijo, sin adornos, sin dramatismos. Solo verdad.

Y lo besé con lentitud. Como si estuviéramos bailando un vals invisible, como si el tiempo se nos rindiera por completo.

─ Y yo a ti. ─éramos uno, éramos todo.

─ Estaba pensando. ─susurró, todavía muy cerca.─ ¿Y si adoptamos?

Mis ojos se abrieron un poco, más por la ternura que por la sorpresa. Estaba a punto de responderle cuando, de pronto, la paz de nuestro momento fue interrumpida por un caos estrepitoso.

─ ¡Los voy a dejar calvos, par de idiotas! ─gritó Ricky con una tijera en su mano, ingresando por la puerta y mostrando su cabello teñido de rojo mientras la furia ardía en su mirada.

A su vez, Gyuvin y Yujin cruzaron la sala a toda velocidad, corriendo como si sus vidas dependieran de ello a toda costa.

─ ¡Fue idea de Gyuvin! ─gritó Yujin, escondiéndose detrás de un sofá.

─ ¡Te juro que te ves más guapo con el cabello rojo! ¡Te ves sexy! ─decía Gyuvin, medio riendo, medio suplicando por su vida, mientras Ricky lo alcanzaba por la espalda.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora