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ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Después de las palabras que dijo Gunwook, me dispuse a caminar tras él en completo silencio. Aún intentaba entender como fue que llegué a este lugar y negocié un monto de dinero. ¿En qué estaba pensando?

Todo era gracias a que me dejé llevar por mi orgullo y la tentación por los billetes. Tenía que aprender a poner un autocontrol en mi cuerpo.

El gran chico abrió la puerta, dejando al expuesto el pasillo al exterior de la habitación; y como esperaba, se veía sumamente elegante y costoso. ¿En dónde estaba realmente?

Tras unos pasos más, en donde él no decía palabra alguna pero me miraba con una pequeña sonrisa, llegamos a lo que se veía como una especie de salón.

Al ingresar noté como un grupo de hombres en traje me observaban expectantes. Sus distintos pero intensos aromas me invadieron, todos eran alfas.

─ Esta es nuestra sala. ─la voz de Gunwook sonaba a mi lado mientras señalaba el espacio ocupado por todos esos hombres que supuse y eran guardaespaldas.─ Aquí descansamos en nuestros tiempos libres o cuando no tenemos alguna misión con el jefe.

Solo asentí mientras miraba a unos cuántos chicos que tenían sus ojos fijos sobre mí. Al ver bien sus rostros pude reconocerlos; eran los hombres los cuales golpeé en el bar antes de que me trajeran aquí.

Notaba su enojo, pero no podía hacer mucho; en una situación así cualquiera se defendería como pudiera. Así que no tenían porque enfardarse conmigo. Al parecer Gunwook notó la tensión que se había formado en el aire, por lo que tomó mi brazo y me llevó con él a otro lugar, lejos de aquel salón.

─ Había olvidado que tú también eres alfa. ─entendía a lo que se refería.

Los alfas eramos muy territoriales. No era de nuestro agrado que un alfa nuevo llegara y se uniera así de rápido en nuestro entorno.

─ ¿Solo hay alfas aquí? ─pregunté curioso. Claro, había una excepción, aquel lindo pero estresante omega con el cual hablé hace un rato.

─ Hay mucho más de lo que te imaginas. ─respondió para luego seguir caminando.

Yo lo seguí sin reprochar, la verdad que este lugar era interesante. Habían muchas cosas que llamaban mi atención, desde pinturas que reconocía hasta diferentes tipos de jarrones que decoraban cada rincón. Muy elegante para mi gusto pero bonito.

Caminamos entre distintos pasillos que daban paso a muchos lugares interesantes. Había una gran biblioteca, un salón de tiro, un almacén con armas de todo calibre y una pequeña enfermería desolada.

También pasamos por muchos salones con sillones y mesas lujosas, un salón de masajes y hasta de un gimnasio con piscina. ¿Acaso esto era una mansión?

No pensé que esto fuera un infierno como él lo dijo. Es más, hasta parecía un paraíso. No podía esperar más por usar cada espacio de este lugar. Había olvidado que también subimos y bajamos por el brillante ascensor que nos daba paso a distintos pisos del edificio de lujo por el cual andaba. De alguna forma me gustaba mucho.

Mientras caminábamos hacia otro lugar que esperaba fuera igual de impresionante, noté como Gunwook se detenía en un espacio peculiar. Habíamos bajado hasta uno de los pisos inferiores de todo el edificio, por lo que no sabía que esperar.

Él se veía dudoso en si abrir o no aquella puerta de metal en medio de este espacio más oscuro de lo usual. Pero finalmente lo hizo ingresando un poco lento. Lo seguí y él me hizo una señal para evitar hablar. Al fondo del lugar pude ver una puerta semiabierta con una luz que alumbraba con baja intensidad. ¿En dónde estábamos?

Nuestros pasos se detuvieron de golpe cuando oímos unos disparos en el lugar. Él me miró un poco asustado hasta que tomó mi brazo y me llevó por el camino por el cual veníamos.

─ ¿Qué sucede? ─mi voz sonaba seca, me había quedado inmóvil.

─ Aún no puedes entrar aquí. ─soltó algo temeroso.

Me hizo pasar la puerta de metal hasta que con lentitud iba cerrándola. Pero antes de que estuviera completamente cerrada, pude ver como, por la puerta semiabierta, el chico lindo le disparaba a un hombre atado a una silla.

Negué de inmediato pensando en que de seguro era mi imaginación al estar un par de horas caminando sin comer.

─ ¿Ese chico...? ─dije esperando a que Gunwook me oyera en el ascensor.

─ ¿El jefe Zhang? ─asentí hasta que él me dejó proseguir.─ ¿Qué sucede?

─ ¿En realidad qué es? ¿Por qué tiene tanto poder aquí? ─de verdad que tenía curiosidad. No era normal que un grupo de alfas le obedecieran a un omega sin reprochar.

─ ¿Aún no lo notas? ─reía vacilante.─ Si que eres especial. ─¿se estaba burlando de mí?─ Aún no entiendo como es que el jefe nos mandó a buscarte.

─ Deja de jugar conmigo. ─podría decirse que la paciencia no era mi mayor virtud; estaba empezando a molestarme.─ ¿Vas a decirme?

Levanté mi puño con intenciones de lanzarle un buen golpe, pero él me detuvo de inmediato. Sostuvo mi brazo con su gran mano y empezó a sonreír en grande. Lo estaba disfrutando.

─ Te falta mucho por aprender. ─dijo soltándome, mientras que yo solo me resigné a quedarme callado. Si atacaba sabía que recibiría el doble.

El silencio inundó el ascensor en el que íbamos pero ninguno hizo algo por cambiarlo. Pensé que no era de mi incumbencia saber aquello, pero la verdad es que si terminaría trabajando aquí, mínimo debería saber a que me enfrentaría.

─ Gunwook... ─susurré pero él me interrumpió casi al instante.

─ Hao es el jefe de la mafia china que trabaja aquí en Corea. ─me sentía tonto por no haberlo sospechado antes.─ Él es el único hijo del señor Zhang. Al ser el heredero, él tomó su puesto.

Debía haberlo imaginado. Jamás pensé que ese lindo rostro omega sería líder de una banda criminal de otro país. Sorpresas de la vida.

─ ¿Aún siendo omega puede liderar?

─ No lo subestimes; él es mucho más fuerte que todos nosotros. Tiene el poder en sus manos y su carácter no es nada sumiso.

Las puertas del ascensor se abrieron dándonos paso a salir, pero antes de que mi cuerpo atraviese aquella puerta, su mano me detuvo por unos segundos que sentí eternos.

─ Yo que tú evitaría enfadarlo. Aún no conoces lo que es capaz de hacer.

Gunwook salió del ascensor caminando por el pasillo que daba pase a una gran puerta de madera que supuse sería la entrada principal, mientras que yo seguía sumido en mis pensamientos.

¿Qué podría hacerme un omega?

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𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora