𝟐𝟒

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ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

La noche que había estado deseando finalmente llegó. Después de una larga espera en el auto debido a pequeños percances, como el cabello sin perfeccionar de Ricky y los zapatos rotos de Gyuvin, por fin pudimos estacionarnos fuera del bar que conocía como la palma de mi mano.

Apenas puse un pie dentro, el aroma peculiar y el ruido al que estaba acostumbrado me recibieron dándome un golpe de nostalgia. No iba a mentir diciendo que no extrañaba estar aquí, pero ahora tenía una nueva vida, algo poco peculiar.

Pude ver como los clientes y demás empleados quedaban atónitos al vernos ingresar. Claro, no era común ver a un grupo de jóvenes bien vestidos metidos en un bar de un barrio con mala fama.

Buscaba a una única persona en estos momentos, no pude verla entre la gente que bailaba cuando ingresé. Vagué con la mirada hasta que la encontré a lo lejos gritándole a un par de chicos que solo la miraban con temor en sus ojos.

No tardó mucho en girar a mi dirección y quedarse observando con determinación, estaba seguro que ella intentaba descifrar si es que se trataba de mí o no. Supe que me reconoció cuando sonrió y se acercó con prisa.

─ ¿Y ese milagro? ¿Se nos caen los ángeles? ─comentó una vez estuvo a centímetros de mi cuerpo. Su voz sonaba emocionada, podía sentirlo por más que se viera serena como de costumbre.

─ Yo también te extrañé. ─comenzó a reír ante mi ironía hasta que me cedió un vaso de la barra con lo que parecía ser whisky.

─ Este lugar es muy diferente sin ti.

Le eché un vistazo rápido al bar: había más gente a comparación de cuando yo trabajaba aquí y mucho más descontrol de lo que usualmente veía; también habían otros empleados que tomaban el que era mi puesto en su tiempo.

─ ¿Baristas nuevos? ─asintió con algo de vergüenza.

─ Pero ninguno como tú. ─eso me hizo recordar el motivo por el que estaba aquí desde un principio.

Giré hacia los chicos y noté a quienes menos esperaba bailando en medio de la gente. Matthew y Gunwook se movían como gusanos junto a las personas desenfrenadas en la pista iluminada por luces neón.

Vi a Ricky conversar con sus guardaespaldas y a Hao sonriéndole a algunos omegas que pasaban a su lado con intenciones de coquetear. Si ellos supieran que él era uno de los suyos...

Con permiso de Hwaseung me puse manos a la obra detrás de la barra, captando la atención de Ricky en cuestión de segundos. Si él quería un trago especial, un trago especial tendría.

Tomé el vaso en mis manos y con cuidado coloqué los hielos. El alcohol que utilizaría sería de los mejores, no me permitía hacer bebidas de mala calidad. Apenas la botella fue destapada, el aroma intenso se expandía, y sus sonrisas crecían con satisfacción.

La bebida se iba mezclando, un poco de esto, un poco de lo otro, los colores se juntaban y los sabores se intensificaban. Estaba contento con el resultado, extrañaba hacer este tipo de cosas y ver los rostros de los clientes ante mi "creación".

En el momento en que extendí la bebida, Ricky la observó por unos segundos para luego probarlo algo dudoso. Su expresión no tardó en cambiar, su mirada seria fue reemplazada por una de sorpresa. Sonreí sin más, aún no perdía mi magia.

─ Está mejor de lo que esperaba. ─comentó para luego irse por ahí, combinándose entre la gente.

Yo tambien iba a hacer lo mismo, hasta que una mirada insistente me detuvo. A solo unos metros de mí, unos ojos marrones conocidos delineaban mi cuerpo, siguiendo cada acción que hacía. Quise acercarme, pero él se me adelantó llegando a posicionarse frente a mí primero.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora