𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧

𝟓𝟖

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─ ¡Prepárense! ─gritaba Jiwoong mientras ingresaba a la sala, gritando órdenes a los guardias que esperaban su presencia.

Todos habíamos sido convocados a una reunión de emergencia, y no teníamos otra opción más que obedecer. La mirada de Jiwoong era intensa, casi demencial, y su sonrisa era una mezcla de locura y euforia, y sin esperar, sacó su arma y la levantó para que todos pudieran verla, mientras que mi corazón se detuvo por un momento.

─ Preparen sus armas, queridos amigos. ─soltó Jiwoong, su voz llena de emoción.─ Hoy ha llegado mi día.

Estaba claro que Jiwoong no estaba en su estado natural, parecía estar bajo el efecto de alguna sustancia o bebida. Su comportamiento era errático y peligroso, y yo sabía que tenía que actuar con rapidez antes de que cayera en la completa locura.

Desesperado, busqué entre los alfas entusiasmados a Matthew, y cuando lo encontré, nuestras miradas se conectaron por un momento, él asintiendo antes de salir corriendo de la sala, escabulléndose para evitar ser visto por los demás. Ya teníamos un plan en marcha, y yo sabía que teníamos que actuar con precisión si queríamos salir vivos de esta situación.

Mi corazón latía con ansiedad mientras esperaba a que Matthew hiciera su parte. ¿Qué pasaría si algo salía mal? ¿Qué pasaría si Jiwoong descubría nuestro plan? La incertidumbre era agobiante, pero sabía que teníamos que confiar en nuestro plan y en cada uno.

¿Y cómo sabía que esto iba a suceder? Facil, Matthew me había confesado el plan que Jiwoong creó para este día, y de inmediato supe que no podía quedarme de brazos cruzados. Decidí adelantarnos al plan, creando con Matthew uno nuevo que nos beneficiara a ambos, que nos hiciera escapar de este lugar y al fin ser libres.

Pero mi mente estaba llena de pensamientos sobre Hao, mi omega. Realmente no me perdonaría si algo llegara a sucederle. Era mi misión protegerlo como el guardaespaldas que era, como su alfa. Por eso ahora mantenía un perfil bajo, tratando de mezclarme con los otros guardias para evitar ser el blanco de Jiwoong una vez más.

Iba a estar alerta, pero a su vez calmado. Aunque fue casi imposible cuando las camionetas negras que nos transportaban se detuvieron en aquel lugar que hizo mi piel erizar. La mansión de los Zhang. Un lugar que me traía recuerdos, tanto bellos y emocionantes, como dolorosos y amargos.

Tan pronto como llegamos, sentí el sudor frío recorrer mi espalda y el nudo en mi garganta impidiendo el aire. Mierda, no quería verme nervioso, pero no podía evitarlo. Todos los alfas bajaban euforicos, siguiendo a su líder que mantenía el mentón elevado, junto a aquella sonrisa socarrona que odiaba, como si cantara victoria sin haber hecho algo.

Mientras que yo solo evitaba mirar hacia aquel portón, tratando de apaciguar todos los sentimientos y recuerdos que empezaron a surgir en mi mente. ¿Qué iba a hacer? Sabía que tenía que estar preparado para cualquier cosa, pero los nervios eran más fuertes. Matthew estaba en busca de Taerae, y yo tenía que ir tras Jiwoong para evitar que hiciera algo contra Hao.

La tensión había empezado a formarse mientras observaba la escena que se desarrollaba ante mis ojos. Jiwoong había llegado a la puerta principal de la mansión de los Zhang, y la pesadez en el aire era palpable. Con prisa, los guardias de los Zhang lo detuvieron, cuestionando su presencia en el lugar, mientras que Jiwoong respondía con una falsa sonrisa.

─ Descuiden, vengo a resolver unos asuntos con su jefe. ─dijo, haciendo un ademán de querer ingresar al lugar. Pero los guardias no se dejaron engañar, y lo detuvieron a la fuerza. Los otros alfas que los rodeaban comenzaron a gruñir y mostrarse agresivos, y yo sabía que la situación estaría a punto de estallar.