𝟑𝟒

655 97 33
                                        

ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Horas y horas pasaron, estuvimos metidos toda la noche en este bendito hospital, con la esperanza de que alguna enfermera llegara y nos diera la noticia que tanto esperábamos.

Gunwook y yo yacíamos en el sofá del cuarto privado de visitas del hospital; él dormía rendido del cansancio a mi lado, mientras que yo permanecía despierto en caso llegaran a dar una noticia.

El resto de guardias ya se había marchado a casa, a excepción de un grupo que solo nos miraba con desprecio, entre ellos, Wonhyeon. La puerta del cuarto estaba abierta, por lo que podía verlos hablando obviamente de mí, sus expresiones no eran para nada disimuladas.

Decidí salir del cuarto para evitar sus miradas y burlas. Me estaba incomodando, así que solo caminé por los pasillos, mirando las paredes, hasta llegar a la habitación de Hao con determinación.

Sin notarlo, ya me había detenido en la ventana que daba paso a su cuerpo dormido. Las máquinas conectadas a él aún sonaban, pero sus ojos yacían cerrados de forma suave. Era como si estuviera conmigo pero a la vez no.

Mi corazón se estrujaba al verlo en ese estado, mis lágrimas amenazaban con caer nuevamente. Podrán decir que soy un llorón, y aunque lo acepto, no sabía que hacer para eliminar este sentimiento de culpa, tristeza e impotencia que permanecía en mí.

Y por más que siempre me mostrara como un tipo despreocupado y fuerte, ahora no podía contenerlo más. Todo era culpa de Hao, de lo mucho que me enloquecía y de lo importante que se ha vuelto en mi vida.

No me imaginaba otra vida en donde él no fuera mi terco, extraño y, sobretodo, lindo jefe; aunque al final de cuentas terminaríamos por encontrarnos de algún modo: somos destinados.

Mi lobo trató de conectarse con el suyo nuevamente. Gritaba lo mucho que lo quería, lo mucho que lo deseaba. Pedía por su presencia, pedía por su calidez. Estaba volviéndome loco, necesitaba sentir su toque y sus esponjosos labios otra vez antes de caer en completa locura. Mierda, ¿por qué tenía que aparecer ese deseo loco de besarlo justo ahora?

Pero en medio de todo mí colapso sentimental, vi como Hao, con suma lentitud, logró mover un par de dedos sobre la camilla en la que descansaba. Emocionado era poco comparado a como realmente me sentía. Ahora si, mis lágrimas caían sin cesar y mi cuerpo temblaba levemente.

─ Mantente conmigo, no te atrevas a dejarme aquí solo, Hao. ─susurré sin apartar mi vista de él.─ He caído rendido a tus pies.

Y como si la mala suerte tuviera celos de mis sentimientos y mi corta felicidad, en ese mismo instante las máquinas mostraban problemas. Sus latidos parecían alterarse y todo indicaba que habían complicaciones que solo me alarmaron mucho más.

─ No, no... ─su sonido incrementó.─ ¡No! ─asustado comencé a gritar dejando notar mi desesperación.─ ¡Doctor! ¡Enfermera! ¡Por favor!

─ Aléjese, por favor.

En ese momento, una mano tomando mi hombro y mi cuerpo siendo alejado de la habitación era lo único que mi cerebro podía comprender. Alguien estaba llevándome a otro lugar, lejos de Hao. Quizás era Gunwook, quizás era una enfermera, pero en realidad no me importaba, solo quería volver y tomar su mano para que Hao sintiera que estaba junto a él.

Pero entonces, cuando escuché aquella voz conocida que estuvo apoyándome todo este tiempo, pidiendo por mi calma, mis lágrimas salieron automáticamente, mojando mi rostro en cuestión de segundos.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora