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ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Al regresar a la mansión, noté que todo estaba en silencio, y era de esperarse al ver que eran las diez de la noche, un momento poco usual para oír ruido; claro, muy aparte de Ricky y sus guardias en el karaoke.

Caminaba por los pasillos tenuemente iluminados cuando escuché unos pasos resonando cerca de mí. Entré en alerta de inmediato, más cuando escuché aquella voz que evitaba a toda costa. Sin embargo, cuando di unos pasos más, pude ver a Wonhyeon acompañado de unos guardias ingresando a la oficina de Hao.

Quise acercarme para saber que ocurría, pues mi lobo despertó queriendo proteger a su omega por instinto, hasta que vi a Gunwook detrás de ellos, haciéndome una señal para quedarme en mi lugar. Estaba confundido y preocupado; pero no desobedecí, si me indicó quedarme aquí sería por algo. Aparte, confiaba en que Hao tendría todo bajo control.

Al llegar a mi habitación, sentí el aire fresco de la noche colarse por la ventana abierta, haciéndome recordar de la noche camino al bar, el mismo día en que todo esto empezó. Iba a ir directo a mi cama, cuando algo atrajo mi atención de inmediato.

Mi respiración se detuvo al ver la escena que se desplegaba frente a mí. Matthew yacía inmóvil sobre la mesa, con los ojos cerrados y la apariencia desaliñada. Su cabello estaba enmarañado y su ropa desordenada; era evidente que algo le había sucedido.

Mi corazón dio un vuelco y un nudo se formó en mi estómago de inmediato. Sin esperar más, corrí hacia Matthew y lo sacudí con fuerza, llamándolo por su nombre una y otra vez en un intento desesperado por hacer que abriera los ojos.

Pasaron unos angustiantes segundos hasta que Matthew despertó lentamente, susurrando incoherencias mientras lo sacudía. Estando frente a él pude notar que su rostro estaba rojo y sus pupilas dilatadas, con el olor a alcohol impregnado el aire de la habitación.

Sus ojos parpadearon antes de abrirse por completo, mirándome con su rostro enrojecido y una sonrisa medio torcida en sus labios. Ambos bajamos lentamente la mirada hasta toparnos con la botella vacía que descansaba en una de sus manos, viendo la realidad filtrarse en nuestras mentes nubladas.

─ Hanbinnie... ─susurró riendo y manteniendo una tonta expresión, calmándome de inmediato.

El alivio me invadió mientras lo ayudaba a levantarse. Sin embargo, la preocupación seguía presente en mi mente. ¿Cómo había llegado Matthew a ese punto? Me daba gracia y a la vez me parecía inusual.

─ Me asustaste, Matthew. ─dije tras unos largos segundos, en los que Matthew pasaba una mano por su rostro para recobrar la compostura aunque estaba seguro que eso no funcionaría.

─ Pensé que me abandonarías para irte con tu omega a crías vacas. ─efectivamente, no funcionó. Quise reír, pero debía mantenerme serio para evitar que siga diciendo tonterías.

─ Matt, estás ebrio. Deberías ir a dormir. ─susurré acercándome hasta su silla para ayudarlo a ponerse de pie, pero solo obtuve su negación como respuesta.

─ Estoy bien. ─podía notar como sus ojos se cerraban poco a poco, mientras su sonrisa aún se mantenía en su rostro.─ Ven a acompañarme. ─de un momento a otro, ya me encontraba sentado en la silla frente a él, pues ni siquiera me dio tiempo de reaccionar al momento en que me empujó.

Rendido al no poder hacer otra cosa, ya que sabía que él era el omega más terco que puede existir en el mundo, me puse a observar su apariencia desaliñada y poco común en él. Hasta que mis ojos fueron directo a la botella en sus manos viendo la etiqueta conocida; había bebido ron.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora