𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧

𝟑𝟏

ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Me desperté sintiendo la suave brisa de la mañana en mi rostro y una sensación extraña en mis brazos. Lentamente abrí los ojos, tratando de recordar cómo había llegado allí. Entonces lo noté: Hao estaba durmiendo plácidamente en mis brazos.

Nos habíamos acurrucado para tratar de mantenernos calientes en la fría noche, pero ahora, con la luz del amanecer filtrándose a través de las hojas de los árboles, me sentía algo avergonzado, sobretodo al recordar la forma en como actué hace unas horas.

Todo lo que había sucedido la noche anterior fue extraño. Había sido uno de esos raros momentos en donde mis emociones habían tomado el control de mi corazón y mi cuerpo, haciendo que la distancia sea nula.

Recordaba el latido acelerado de mi corazón mientras lo miraba fijamente. Su rostro era calmado y pacífico, era difícil para mí no perderme en sus ojos portadores de miles de estrellas. Pero eso no cambió el hecho de que ahora me sentía completamente avergonzado y preocupado por la forma en que se sentiría Hao al despertar.

Me giré para ver su sonrisa pacífica mientras dormía, la suave curva de su mejilla descansando tranquilamente en mi pecho. Me quedé allí, viendo su respiración lenta y constante, y finalmente me tranquilicé.

Me di cuenta de que, aunque mi cuerpo y mi mente actuaran por su cuenta, no había nada de que avergonzarme, pues al final de todo eramos destinados. Finalmente había aceptado lo que sentía por Hao, no solo era una simple atracción, era mucho más que eso; me traía loco de una forma que nunca hubiera imaginado.

─ Pareces psicópata sonriendo de esa manera.

Su voz resonando en medio del silencio me hizo saltar, parpadeando un par de veces hasta notar que él yacía despierto con la mirada puesta en mí. No pude evitar sonrojarme, más aún cuando se quedó mirándome con intensidad, como si esperara una explicación.

─ ¿A qué se debe tu aparente felicidad? ─preguntó finalmente, con aquella pizca de curiosidad en sus palabras.

No podía decirle que me sentía estar bajo su hechizo. No podía decirle que pensaba en todo lo que me atreví a hacer la noche anterior. Quería cubrir mi rostro con ambas manos y ocultar el rubor que subía por mis mejillas. No sabía que decirle y no diría el motivo real, sentía demasiada pena como para ignorarla.

─ Estaba admirando lo lindo que te ves cuando estás en silencio. ─eso sería suficiente.

─ Alfas. ─de pronto, Hao rodó los ojos, sonriendo como era costumbre.

─ Omegas. ─ambos terminamos por reír.

No podía creer que aquel lindo momento ocurriera en estas circunstancias. Quería enfocarme en su herida, pero su aroma era más intenso, tanto que no lograba concentrarme como esperaba. Su lobo estaba feliz, y no negaría que el mío también, podía sentirlo.

De pronto, un pequeño pero notorio ruido se hizo presente, alarmándome de inmediato. Observé a todos lados pero nada o nadie estaba cerca, hasta que nuevamente sonó. Fue ahí cuando una débil risa hizo que toda mi atención cayera sobre Hao en cuestión de segundos.

─ ¿Estás bien? ¿Sucede algo? ─pregunté esperando que no tuviera ninguna dolencia, pero en su lugar solo recibí un leve sonrojo mientras tocaba su estómago con sus palmas.

─ No comí nada desde que estuvimos en casa. ─susurró.

─ ¡Hao! ─lo regañé. No era posible que descuidara su salud de esa forma.