𝟓𝟑

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ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Me quedé paralizado, petrificado, mientras que Hao me miraba desde lo lejos. Su dedo índice acariciaba su vientre con suavidad, lento, con algo de miedo. Y mi corazón solo latía con fuerza, incapaz de creer que lo tenía tan cerca otra vez.

Quería correr hacia él, sentir su calor, su piel suave y delicada contra la mía; pero no me podía mover, me sentía atrapado en una trampa. Intenté correr, pero algo me detenía. Usé toda mi fuerza, pero fue ahí cuando noté que todo sería en vano.

Unas manos rodeaban mi cintura, me arrastraban intentando llevarme hacia lo desconocido. No podía ver lo que había detrás de mí, no quería; solo sabía que intentaban arrastrarme y alejarme de Hao. Y el agarre se hacía más fuerte con los segundos, pero no podía hacer mucho aunque me resistiera. Sentía el peligro y no quería desafiarlo.

Y entonces, a lo lejos, vi a Hao llorar como si estuviera sufriendo una gran tristeza. Sus lágrimas caían como gotas de lluvia sobre sus mejillas, y aún no entendía el porqué, pero tenía aquella necesidad de abrazarlo, consolarlo.

Hasta que de repente, detrás de su cuerpo, junto a un aura oscura, apareció Jiwoong tomándolo entre sus brazos, pegando su propio pecho hacia la espalda ajena. Pude ver a mi omega estremecerse, mientras que el alfa de aroma a whisky sonreía con malicia, llevando su rostro hacia el cuello expuesto. Me sentía invadido por una furia y un miedo incontenible. Quería gritar y liberarme de lo que sea que estuviera atándome, pero era imposible.

Ríndete, al fin gané.

Y desperté.

Desperté con un grito agudo, sudando y agitado, mientras que la habitación oscura y silenciosa me recibía. Traté de frotar mis ojos para borrar el recuerdo del sueño, pero la imagen de Hao llorando y Jiwoong sonriendo quedó grabada en mi mente como una imagen vívida.

Miré a mi alrededor, y en medio de la oscuridad, noté que mis manos aún seguían esposadas, reviviendo todo lo ocurrido la noche anterior. Mi garganta picaba, el frío recorría mi cuerpo, erizando toda mi piel a su paso. Quería llorar, aunque sabía que ya no quedaban más lágrimas en mis ojos. Me sentía inútil, incapaz de volver a sentirme bien conmigo mismo otra vez.

¿Qué pensarían mis padres de mí? ¿Qué estaría rondando por la mente de Hao en estos momentos? Estaba atrapado en un infierno de miedos y dudas, era como si estuviera en un pozo sin fondo, sin saber qué iba a suceder a continuación.

Entonces, el sonido débil de unas cadenas moviéndose a unos metros de mí me regresaron a la realidad. El silencio cada vez era más incómodo y pesado, casi ensordecedor, pero en medio de aquella manta invisible que nos cubría, aún podía escuchar a Taerae maldiciendo en susurros vagos.

─ ¿Estás bien, Taerae? ─pregunté al preocuparme por el sonido de las cadenas, que con el paso de los segundos se volvían más constantes.

─ Solo estoy...tratando de...zafarme de estas malditas esposas. ─susurró, haciendo más efusivo el sonido del metal.

Me sentía impotente al escuchar a Taerae luchar contra las esposas que lo retenían. Sus gruñidos de esfuerzo y frustración me hacían sentir aún peor. Quería ayudarlo, pero mis propias limitaciones me impedían hacerlo; me sentía atrapado en mi propia inutilidad.

Cuando Taerae finalmente se rindió, supe que había llegado al límite de su resistencia. El sonido de las cadenas se detuvo, y un silencio opresivo se apoderó del espacio. Podía sentir su aroma a tristeza, y mi corazón se retorcía de culpa y arrepentimiento.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora