𝟔𝟐

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ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Mi cabeza explotaba. ¿Dónde me encontraba?

Abrí los ojos y lo primero que vi fue un techo blanco y frío, mientras que un aroma inusual se hizo presente en el lugar, un aroma que siempre me ponía los pelos de punta. Bajé la mirada y lo siguiente que noté fue que me encontraba en una camilla, con máquinas alrededor de mí.

Me sentía confundido y desorientado en este lugar, hasta que un recuerdo acaparó mi mente de inmediato. La imagen de Hao herido, perdiendo sangre a mi lado, hizo que todo hiciera 'click' con rapidez, y con un sobresalto traté de levantarme, pero un dolor agudo en mi cabeza me impidió todo movimiento.

Al intentar calmarme pude ver a mi alrededor con mayor claridad, dándome cuenta de que Gunwook yacía sentado en una silla cerca de la camilla en donde estaba, con su cabeza apoyada en el respaldo y los ojos cerrados. Sin embargo, el ruido que causé al querer ponerme de pie hizo que lo despertara de golpe, frotándose los ojos y mirándome con una mezcla de sorpresa y preocupación.

─ ¿Hanbin? ¿Estás bien? ─preguntaba acercándose al verme queriendo levantarme de la camilla de una buena vez, pero solo me detuvo con una mano sobre mi hombro.

─ ¿Dónde está Hao? ─preguntaba sintiendo la ansiedad recorriendo mi cuerpo. Gunwook solo suspiró y me miró con seriedad.

─ Hao está en urgencias. Los médicos están tratando de salvarle la vida. Tú... ─hizo una pausa, tratando de ordenar sus palabras.─ Tú te desmayaste en el helicóptero después del ataque. Al traerlos, los médicos te atendieron y te establecieron aquí al verte fuera de peligro.

Honestamente estaba sin palabras, no sabía que decir exactamente. Solo me dejé caer de nuevo en la camilla, sintiendo un peso en mi pecho, aquel peso era el recuerdo la imagen de Hao perdiendo sangre a mi lado mientras la preocupación me abrumaba cada segundo.

─ ¿Cómo está él? ─pregunté con voz temblorosa. Gunwook me miró con compasión.

─ No lo sé, muchacho. Los médicos no han salido todavía.

Suspirando, cerré los ojos con fuerza, tratando de contener las lágrimas que se acumulaban en mis ojos. No podía perder a Hao, no ahora que estaba dispuesto a remediar mi error.

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Un día había pasado desde que me dieron de alta del hospital, y ahora Gunwook y Ricky estaban conmigo, esperando afuera de la sala donde Hao se encontraba. La ansiedad me estaba consumiendo, sentía que el alma se me salía del cuerpo. Ricky trató de calmarme con palabras de aliento, pero no podía evitar sentirme asustado.

─ Él es fuerte, estará bien. ─dijo Ricky, su voz suave y tranquilizadora. Pero yo no podía creerlo. La incertidumbre me estaba matando con cada segundo que pasaba en este hospital.

De repente, un recuerdo se abrió paso en mi mente. Recordé la vez que Jiwoong nos atacó en el bosque, y cómo Hao había resultado herido. Recordé la angustia que sentí al verlo en el hospital, luchando por su vida. Mi cuerpo comenzó a temblar y las emociones se apoderaron de mí.

Y entonces, el doctor encargado salió de la sala, llamando a los familiares de Hao. Inmediatamente me sobresalté y corrí hacia él, con el corazón latiendo con fuerza. El doctor suspiró y me tomó del hombro, y en ese momento pensé lo peor. Sentí mis lágrimas al borde del escape, preparándome para lo que fuera que tuviera que decir. Sin embargo, lo que dijo me heló la sangre al instante.

─ Debido al ataque en su vientre, el parto deberá realizarse con carácter de urgencia mayor. ─dijo el médico, y yo simplemente me quedé sin palabras. No sabía qué decir, ni siquiera qué sentir. Me costaba procesarlo.─ Sin embargo...si lo realizamos por los medios habituales, hay un noventa porciento de probabilidades de que no sea exitoso.

Con sus palabras sentí cómo el mundo se detenía, cómo el aire se volvía más denso a mi alrededor. Parecía que el aire se iba escaseando y mis piernas se volvían débiles. Hasta pude ver como Gunwook y Ricky palidecieron al escuchar al doctor, poniéndome aún más nervioso en el momento.

─ Por eso... ─continuó, con una seriedad cortante.─ La decisión está en sus manos: debemos priorizar entre salvar al bebé...o a Hao.

Fue como si me arrojaran al abismo sin previo aviso. Mi pecho se cerró de golpe, dolía. No quería seguir escuchando, no quería siquiera imaginar un mundo donde tuviera que elegir. Hao...él era el amor de mi vida, mi compañero, mi destino. Pero también estaba nuestro bebé...nuestra sangre, el fruto de lo que habíamos creado juntos. Y ahora debía elegir entre ellos.

La realidad de aquella decisión era dificil. Mis manos comenzaron a temblar, y apenas podía mantenerme de pie. El sonido del monitor cardiaco, el leve zumbido de las luces, todo se volvió lejano, como si estuviera hundido bajo el agua. Solo escuchaba el eco de esas palabras: "Salvar al bebé...o a Hao."

¿Cómo se supone que debía elegir? ¿Quién puede tener la autoridad moral para decidir cuál vida vale más?

Llevé mi vista hacia un lado, notando la puerta de la sala entreabierta, notando a lo lejos el cuerpo de Hao sobre la camilla. Y con ello, mi mente se convirtió en un torbellino de imágenes: Hao sonriendo y acariciando su vientre con ternura, hablando con nuestro bebé como si ya lo conociera. Lo veía fuerte, soñador, valiente. Lo veía mío. Y ahora...lo veía frágil, pálido, con la vida escapando de su ser poco a poco.

"Hazlo por nuestro hijo", parecía decir su lobo a lo lejos. Pero no podía. No podía imaginarme un mundo en el que él no estuviera. ¿Cómo criar a un hijo sin Hao? ¿Cómo sostenerle la mirada y decirle que su otra mitad se fue porque yo así lo decidí?

Las lágrimas brotaron de mis ojos sin pedir permiso, y llevé mis manos al rostro, como si pudiera ocultarme del destino, como si taparme me permitiera no mirar lo que se avecinaba. Sentía que me estaba partiendo en dos. No era justo. Nada de esto lo era.

─ Yo... ─murmuré, apenas un susurro que tembló en el aire.

─ Si no decide ahora, podríamos perderlos a ambos. ─respondió el médico, y su voz no era cruel, pero sí definitiva.

Ese fue el golpe final. No podía escapar. Tenía que mirar de frente a este abismo, saltar, y vivir con las consecuencias. La idea de perderlos a ambos me destrozaba, pero el pensamiento de perderlo a él...me aniquilaba.

Tragué saliva con dificultad. Sentía la garganta seca, como si hubiera estado gritando en silencio por horas. El mundo seguía girando, las luces del hospital seguían parpadeando con indiferencia, y sin embargo, dentro de mí todo se derrumbaba. Cerré los ojos y por un segundo me obligué a respirar. Una, dos veces. Y lo vi, vi a Hao.

No como lo veía ahora en aquella camilla luchando por mantenerse con vida, sino como era realmente; con esa mirada llena de fuego, esa risa que me alegraba incluso en mis peores días, con su forma de acariciar mi cabello como si fueran sagradas. Hao no era solo mi pareja, era mi hogar, mi paz, mi calma luego de la tormenta. Era él, siempre él.

¿Cómo se reemplaza eso? ¿Cómo se sigue viviendo sabiendo que la otra mitad de tu alma se apagó por una decisión que tomaste tú? No lo dudé más, no podía. Abrí los ojos y levanté la cabeza, aún con el rostro empapado en lágrimas. Mi voz salió rota, pero firme.

─ Sálvenlo a él, a Hao.

Hubo un silencio espeso. El médico asintió con una solemnidad y se alejó sin preguntar más. Supongo que podía ver la decisión en mis ojos, ese tipo de convicción que solo nace del amor o del sufrimiento. Me desplomé en la silla del pasillo, sintiendo cómo todo mi cuerpo perdía fuerza, como si en esa elección hubiese dejado una parte de mí atrás. Tal vez la más inocente.

Y mientras el sonido de pasos y puertas batiéndose al fondo me indicaba que la operación ya había comenzado, me quedé solo aunque estuviera acompañado, abrazándome a mí mismo como si con eso pudiera mantenerlo todo unido, como si pudiera evitar que el vacío que se abría en mí se tragara todo.

No lloré más, ya no me quedaban lágrimas. Solo quedaba el silencio y la certeza brutal de que había elegido. Que siempre lo elegiría a él, porque Hao no era una opción más. Era mi todo. Y aunque eso significara vivir con un hueco donde debía estar nuestro bebé...yo lo necesitaba vivo, porque sin él, yo no sabría cómo seguir respirando.

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𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora