𝟓𝟎

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ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ𝐬𝐮𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐧𝐛𝐢𝐧ᚔᚔᚔᚔᚔᚔᚔ

Y ahí estaba, no tardé nada en llegar al almacén tras aquella llamada. Tenía que rescatar a Taerae a como dé lugar, aunque solo tuviera mi arma y mi antigua moto como únicos acompañantes. Tenía que hacerlo solo si es que no quería a nadie más involucrado en esto.

Cauteloso y decidido, me adentré en el almacén abandonado, sintiendo como mis pensamientos ardían con la urgencia de rescatar a mi hermano. Al ingresar al lugar, todo estaba en conpleta oscuridad; la frialdad del almacén se escabullía por mi piel hasta mis huesos con su gélida presencia.

A medida que avanzaba por los pasillos desolados, podía escuchar como cada paso que daba resonaba como un eco en la vastedad silenciosa. El eco de mi propia respiración se mezclaba con el susurro de la noche, tan inquietante que me daban ganas de solo escapar.

Y como era de esperarse, sin previo aviso, los hombres de Jiwoong emergieron de la oscuridad, mostrando sus siluetas amenazantes cortando la penumbra. Pero antes de que pudiera reaccionar, ellos me sujetaron firmemente de los brazos, impidiéndome escapar, tomando mi arma y dejándome sin alguna defensa.

Intenté resistirme, pero sus manos eran como garras de acero que me obligaban a moverme hacia el centro del almacén, donde una débil luz amarilla revelaba la figura de Jiwoong, sentado con desafiante calma. Con su rostro iluminado por la malicia, observándome con aquellos ojos que solo parecían traspasar mi alma.

Pude sentir su satisfacción al verme en esta posición vulnerable, y un torrente de enfado y arrepentimiento se apoderó de mí. Mis pensamientos se agolpaban, lamentando cada decisión que me había llevado hasta este momento. La rabia chispeaba en mis venas, pero también llevaba el peso de la desesperación sobre mí.

Al ver su sonrisa sentí un nudo en mi estómago y un escalofrío recorrer mi espalda. Sabía que esto no terminaría bien. Ahora me sentía como una presa acorralada por un depredador

─ Hagamos esto rápido. ─comentó sin apartar esa estúpida sonrisa de su rostro, tan irritante, tan inquietante.─ Trabaja para mí y tu hermanito seguirá vivo, ¿no es simple?

No pude evitar mirar a Jiwoong con una mezcla de miedo e ira me sentía derrotado y a la vez asqueado de toda esta situación. Por Dios, quería matarlo. Traté de liberarme del agarre de los hombres, pero era imposible cuando solo aplicaban mayor fuerza, hasta que noté como uno de ellos me soltaba gracias a la señal que Jiwoong le dio.

El hombre dio un paso atrás, alejándose de la luz, solo para regresar momentos después, acompañado de una pequeña figura atada. Mi corazón se congeló cuando reconocí la silueta a unos metros de mí, con los ojos cubiertos y con un aspecto miserable. Mi hermano, al que tanto juré proteger, ahora se veía lastimado, indefenso, y todo por mi maldita culpa.

La vista me dolió más de lo que podría haber imaginado. Habían marcas y arañazos en la ropa y el cuerpo de Taerae, una clara evidencia de su lucha para evitar ser capturado. Tenía moretones oscuros en los brazos y algunas manchas de sangre en la ropa.

Mis instintos protectores cobraron vida, pero no podía hacer nada con los hombres que me mantenían inmóvil en aquel frío almacén. Sentía mi lobo arder, pero todo desprecio fue reemplazado por ira y desesperación cuando Jiwoong se acercó hacia Taerae y le sacudió el cabello con sus dedos.

─ Aléjate de él. ─dije con la voz áspera, casi inaudible.─ ¡No lo toques! ─estaba desesperado.

Tenía miedo de que Jiwoong hiciera cosas innombrables con mi hermano, así que me sacudí entre el agarre de los hombres, esperando poder zafarme de una vez por todas, pero los hombres de Jiwoong me mantenían firme.

𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 ≓ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora