21- Declaración.

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Sol Hayden:


Bebí de mi taza de té. Ha pasado un mes desde el fin de la cacería y de mi regreso al reino del sol. Lidiar con mi ruptura fue más alarmante de lo esperado. Recibí varias cartas de pretendientes de buenas familias, por el momento no tengo interés. Las damas aristocráticas se burlaron “disimuladamente” o a mis espaldas, pero supe tratar con ellas. No he tenido noticias del rey Ares, y eso de cierta forma me molesta.

Esperaba que, tras lo que pasamos en la cacería, nuestra relación se fortificara. Ni siquiera sé por qué me decepciono, él es un rey, debe estar ocupado; aunque, no le tomaría mucho tiempo escribirme una carta, al menos para ver cómo estoy.

En fin… Ahora estoy interesada en alguien más…

—Aquí le trajo el joven Willer, señorita Sol —Killian me entregó la carpeta con la información que hace unos días le pedí al guardia de Leonardo. Es tan eficiente como esperaba.

—Gracias Killian. ¿El joven Connach ya llegó?

—Está en la sala, ¿le digo que pase?

Asentí.

—Y tráele un poco de té.

—Como guste señorita —se marchó.

Me dispuse a abrir el documento.

Ester Collins, 28 años; hijo de la condesa viuda Collins con su mayordomo. Actualmente es uno de los mejores magos y arqueros del Reino de la Lluvia. Al ser un hijo ilegítimo fue despreciado por la nobleza desde su nacimiento, pero fue obligado a vivir en el lecho de la condesa, pues ella nunca quiso abandonarlo, a pesar de las oposiciones de su esposo. Diez años después el conde Collins por fin pudo concebirle a su mujer una hija, Emma. Ester entró en la caballería del reino y a los quince años ya estaba en el campo de batalla en la retaguardia como mago y arquero. Durante las guerras civiles de hace ocho años, sirvió personalmente al rey Ares y trabajó bajo sus órdenes. Cuando tenía dieciocho años recibió una maldición de un mago oscuro y perdió la vista (…)

—Buenas tardes señorita Sol —Nicolás besó el dorso de mi mano.

—Buenas tardes joven Nicolás, tome asiento —obedeció— ¿cómo ha estado? —le sonreí dulcemente.

—Gracias a dios en paz y con buena salud —Killian sirvió más té y trajo galletas—. Escuché sobre la fiesta que organizará vuestra amiga Karina Sharon, dicen que todos la esperan, puesto que no es muy social.

—Karina tiene su manera propia de formar amistades —mientras Killian estaba, tratamos de tener una conversación normal—, ella tiene la suerte de formar lazos duraderos.

—En efecto, creo que una de las razones por las que la traición existe es porque no nos tomamos el tiempo de conocer a las personas en quienes depositamos nuestra confianza.

—¿Usted tiene a alguien en quien confiar?

—Monstruo el que no lo tenga señorita. Confío en mi familia —mentira, deseas destruirla—, confío en mis amigos —no tienes ninguno—, y confío en mi relación más sana.

—¿Y esa es con…?

—Digamos que… con mi compañera de negocios —oh, me siento halagada.

—Con permiso, señorita, joven Connach —con una reverencia mi mayordomo se retiró.

Nos quedamos un momento en silencio. Hasta que lo rompió…

—¿Por qué rompiste tu compromiso con Carlos?

La Villana Merece un Final Feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora