100. Hawái

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Llegó a casa después del gimnasio, estaba cansado, pero sus energías se renovaron un poco al respirar ese delicioso olor a comida flotando en el aire. ¿Qué habría preparado su esposo para la cena? No lo había podido acompañar al gimnasio porque las grabaciones más importantes de su película comenzaron, así que seguramente tendría mucho por contarle.

Justo ahora era importante que se mantuviera ocupado, pues días atrás habían recibido una noticia no muy grata.

No había ninguna clínica de fertilidad que tuviera una lista de espera menor a cinco años. Y dado que eran dos hombres los solicitantes, las opciones se reducían a tal grado que su lugar en la fila estaba casi ocho años lejos.

Esa noticia había sido como un golpe bajo para ambos, pues ahora que sí querían ser padres se les presentaban más obstáculos que nunca.

Eso los hizo pensar en la posibilidad de la adopción. Pero quizás sería igual o más difícil.

Los ánimos en casa estaban inusualmente bajos.

Ambos se mantenían ocupados con el trabajo, y Xiao Zhan tenía la esperanza de que el estado de ánimo de Yibo mejorara ahora que empezaba a filmar las escenas que tanto esperó.

—¿Yibo? —inquirió desde el recibidor, dejando su maleta deportiva en el suelo—. Amor, ya llegué.

Pero la única que respondió a su llamado fue Nut, pasando por sus tobillos a modo de bienvenida. Le digo sus respectivos cariños y comenzó a buscar a Yibo por toda la planta baja. Se asomó a la cocina y vio unos deliciosos fideos picantes con carne esperando por ser devorados. Su estómago hizo ruidos graciosos. Tomó un trozo de carne y siguió con su búsqueda.

Entonces percibió la voz de su esposo cantando una canción que llevaba semanas reproduciendo. No pudo evitar sonreír al escucharlo cantar en inglés, tenía muy buen acento, le gustaba.

Subió a la segunda planta y lo encontró en la habitación de ambos, doblando la ropa que recién sacó de la secadora, cantando a todo pulmón con sus audífonos bloqueando el sonido externo.

A pesar de saber que no lo escucharía, se quedó bajo el marco de la puerta en silencio y esperando a que terminara de doblar la ropa antes de intervenir. Él odiaba hacer esa tarea doméstica, así que no lo interrumpiría.

—"I don't get how I felt in love. I guess I liked playing with your dog. It made me feel like we had a son" —entonces aumentó el tono y cantó abiertamente la siguiente estrofa—. "But fu-fu-fu-fu-fuck you! My mama told me that she never like you! My life sucks and the blame is on you! So fu-fuck, fu-fu-fu-fuck you, again" —movía su cabeza de adelante hacia atrás mientras cantaba, de pronto daba uno que otro salto pequeño, ocasionando que los audífonos se cayeran de su lugar.

—Espero que no me estés dedicando esa canción.

Wang Yibo pegó un salto, totalmente espantado.

—¡Demonios! ¡Zhan Zhan, no me asustes así! —se llevó una mano al pecho.

—¡Lo siento! No era mi intención —fue hacia él y le dio un suave beso en los labios, estaba transpirando todavía por el ejercicio hecho, así que no se le quería acercar tanto—. ¿Estás bien? —rio un poco.

—¿Cuánto tiempo llevabas ahí parado?

—No mucho, solo estaba esperando a que terminaras —señaló la ropa ya doblada sobre la cama.

—Tú la vas a guardar —lo empujó con "enojo" y salió de la habitación con solo un audífono puesto.

—¡Perdón! —gritó desde la recámara.

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