61. Todo Es Felicidad

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La felicidad desbordaba por sus poros. Iban al trabajo con una sonrisa y estaban felices durante todo el día, tanto así que comenzaron a preocupar a quienes los rodeaban, pues un Yibo tan feliz durante todo el día era en verdad extraño de ver.

—Oye... ¿Estás bien?

Yibo miró a su manager y le sonrió.

Esa sonrisa perturbadora de nuevo —pensó Wen Pei.

—Sí, ¿por qué lo preguntas?

—Porque estás demasiado feliz, y eso es... deja de sonreír así, me perturbas —se alejó un paso de él.

Yibo se echó a reír.

—¿Qué tiene de malo que esté tan feliz?

—Nada, pero a todos nos asombra verte así —cambió su expresión de desconcierto por una suave sonrisa—. Dime, ¿qué te tiene tan animado?

Yibo iba a responder, pero Wen Pei se le adelantó.

—¡No me digas! ¡Ya sé qué es! Obviamente se trata de Xiao Zhan.

—Obviamente —rio y rodó los ojos.

—Pero... ¿cuál es el motivo en particular?

—¿En verdad quieres saber? —alzó una ceja y se rio aún más al ver la expresión extraña que puso su agente. No, no quería saber, pero de todas formas se lo dijo—. Xiao Zhan y yo cogemos todos los días —suspiró, satisfecho al ver la gran incomodidad en el rostro de su amigo. Siempre era Wen Pei quien lo ponía en situaciones incómodas, pero ahora Yibo se estaba vengando al mismo tiempo que le presumía su dicha.

—Demasiada información.

—Tú querías saber.

—Oye, pero él ha estado igual de extraño que tú.

Yibo le dedicó una expresión pícara tan graciosa que el mayor no pudo evitar reír.

—Ahora todo cobra sentido. ¿Era por eso que no podías bailar bien hace unos días?

Recordó el ensayo del lunes y cómo Yibo se detenía cada ciertos segundos, quejándose de dolor en sus caderas, ni siquiera pudo hacer bien los pasos de baile que involucraban movimiento de pelvis. Todos se habían preocupado pensando que quizás se había lesionado, incluso lo mandaron a terapia para que masajearan sus caderas y le aplicaran frío y calor. Pero Yibo jamás aceptó que fuese una lesión por el baile y tampoco lo negó, simplemente no se atrevió a decir el verdadero motivo, solo aceptó el masaje y disfrutó la terapia gratis.

Lo peor de todo, era que el staff con el que trabajaba Xiao Zhan se había dado cuenta de que este parecía estar muy adolorido también. Le ofrecieron que fuera a terapia, pues de repente lo veían cojear un poco, era apenas notable. Pero Xiao Zhan se negó rotundamente al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojaban cada vez que alguien le mencionaba algo al respecto.

Wen Pei no tardó en atar cabos y darse cuenta de la causa de esas molestias en ambos.

—¡Niño, deberían controlarse un poco! —exclamó Wen Pei, sonrojado luego de unir todos los puntos.

Yibo solo soltó una carcajada refrescante, con su característica risa de pato.

—Somos jóvenes, no hay necesidad.

—Pues si te deja medio paralítico, yo creo que sí.

—¡Hey! —se quejó, riendo todavía.

—Entiendo que la reconciliación tuvo que estar muy buena, pero... no es justo para sus cuerpos que se reconcilien cada día.

Yibo chasqueó la lengua y le restó importancia haciendo un gesto con su mano.

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